Sombrío
Mientras más nos acercamos al 6-D, el Gobierno nacional siente la presión de unas elecciones perdidas y apura el paso para tratar de elevar su nivel de aceptación; pero es tanta la diferencia de votos que ha entrado en una fase de desesperación. En la cumbre del pánico ha sacado a relucir la bajeza de sus estrategias, presionando a las clases más necesitadas con el populismo ramplón que le caracteriza, pues piensa que la población aceptará ese chantaje humillante de la dádiva, de ofrecimientos vacíos, que pudo ser efectivo en el pasado, pero no creo que hoy surta el efecto deseado, después del abandono, de las colas y el desabastecimiento sufrido.
En el clima de incertidumbre existente, el Gobierno nacional utiliza recursos del Estado para sacar provecho electoral, tirando por la borda millones de bolívares generados para la ocasión. Es patético observar postulantes a diputados del partido de Gobierno, pavonearse en actos oficiales, participando con las autoridades regionales en la entrega de algunas casas, distribuyendo bolsas de alimentos o haciendo alguna “donación”. La entrega de cualquier material que debe ser un acto normal y periódico, se publicita como un gran logro gubernamental. Poco importa lo que pase al interior de la institución cada vez más desvencijadas y con el personal descontento.
Sombrío es el rostro del Presidente de la República cuando en sus peroratas diarias de televisión, nos pretende dar información de algo y no dice nada nuevo, constructivo, solo saca a flote su odio reprimido y la exigencia de lealtad y compromiso en una lucha “heredada de Chávez”; una marca que ya no vende. A estas alturas no está pensando en un viraje para iniciar las reformas que requiere la economía nacional, para que dejemos de ser el hazmerreír de Latinoamérica; más le satisface los viajes a Cuba y otras islas del Caribe y los periplos por Asia y Medio Oriente.
El Presidente y el partido de Gobierno han entendido que la elección de la AN está perdida y se dedican a aminorar los daños y asegurar la toma de las instituciones, pero sabemos con Fausto Masó que: “el país avanza hacia la deriva y seguiremos en esa ruta después de diciembre. Sin embargo, hay razones para el optimismo, 2016 será mejor porque los mismos chavistas están dejando de ser chavistas y no hay la posibilidad de un régimen militarista que ordene ametrallar a la población”.