Durante la celebración de Pentecostés, monseñor Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), tildó a las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio de “una magnífica oportunidad para crecer en el compromiso y participación de la ciudadanía en la construcción de un país mejor”.
“Como cristiano creo que, en lo más profundo del corazón de cada persona está presente el deseo y la expectativa del bien, de la justicia, de la verdad (…) En el caso concreto de Venezuela, para que la unidad sea posible debemos evitar que impere la dinámica de los bandos excluyentes”, explicó.
Monseñor insistió en salir de las dinámicas “polarizantes”, marcadas por una lógica “de encerrarnos en nuestros planteamientos y posiciones, considerándolas mejores que los demás, olvidándonos que los demás pueden tener posiciones válidas”.
Resaltó que para lograr este cometido se debe garantizar la “adecuada aplicación de los principios y mecanismos democráticos consagrados en la Constitución y las leyes”.
“Soy consciente de que la injusticia, la mentira, la violencia, la conculcación de los derechos dejan dolorosas heridas entre nosotros”, comentó el presidente de la CEV. Al mismo tiempo, abogó por la reconciliación y perdón entre todos los venezolanos para que “nos ayude a construir un mejor futuro, de forma que podamos vivir de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza”.
Sed de cambio
Lo cierto, asegura monseñor González, es que hay “un deseo y el compromiso de cambio que se va extendiendo en la mayoría de la población”.
Para el arzobispo de Cumaná el cambio debe construirse en un clima de inclusión, tolerancia, igualdad de oportunidades y respeto de todos, superando la tentación de imposición o control de unos pocos sobre las grandes mayorías.
“Los venezolanos necesitamos recuperar la alegría de vivir y la paz social, por lo que no debemos conformarnos con sobrevivir o subsistir amoldándonos a la situación presente”, apuntó.
Remarcó que el país requiere de instituciones y políticas públicas que puedan garantizar la gobernabilidad y sean capaces de “brindar signos de esperanza a los hogares empobrecidos, a los enfermos, a los privados de libertad en razón de sus posiciones políticas, a los millones de migrantes venezolanos dispersos por todo el mundo”.
Fuente: ADN Celam
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noviembre 23, 2024
