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Los Claros era referencia de producción agropecuaria en la región y el país. El 13 de julio de 2016, el Juzgado de Primera Instancia Agraria, a cargo de Marcos Farías, le quitó la administración a sus propietarios y se la otorgó por un año a Roque Rodríguez. Desde la toma de posesión se escucharon rumores de que el predio servía de guarida a delincuentes, la Policía científica confirmó la denuncia y encontró instalado en las tierras a secuaces de la banda de Jhon Wade.
Una comisión de Homicidios y de la Brigada de Acciones Especiales ingresó a las tierras, en la parroquia San José del municipio La Cañada de Urdaneta. En el tiroteo liquidaron a José Olegario Álvarez Soto (34), José Miguel León Fernández (35) y Maikel Enrique Chourio Morán (34) y se les escaparon el “Gigi”, el “Coquito”, el “Paíto” y el “Adalberto”.
Los siete hampones ingerían licor y planificaban otro golpe. Ingresaron a la hacienda Los Claros con invitación del encargado de esa propiedad, aseveró uno de los funcionarios involucrados en la operación.
En el procedimiento se incautaron chalecos antibalas, verde; tres revólveres y dos escopetas.
El prontuario
En los expedientes de la Policía, Álvarez, Chourio y León tenían solicitudes por extorsión y homicidio. En las expertencias de sus pertenencias encontraron un celular Alcatel, propiedad de Wilson del Carmen Fereira Bohorquez (32), a quien asesinaron el 9 de enero en el sector Los Pozos de esa localidad.
Los trabajos de campo le permitieron a los oficiales descubrir que a Fereira ordenaron matarlo por haber vendido una casa a la alcaldía de Urdaneta para que edificaran la subdelegación del CICPC en esa región.
La decisión de la venta de la propiedad enlutó por primera vez a la familia en el sector El Venado. Unas 20 veces dispararon, el 14 de julio de 2015, contra Starky José Fereira Bohórquez, de 34 años. Salía del templo San Benito, cuando el conductor de un Hyundai Elantra gris se interpuso en su camino, del vehículo bajaron dos desconocidos, quienes lo tirotearon hasta que cayó al piso.
“La gente de la banda criminal del John Wade ordenó matarlo en venganza por supuestamente habernos alquilado la sede policial, y Starky no es el dueño de esa propiedad. Como vivía en el frente trataba a todos los detectives que allí trabajan”, detalló uno de los investigadores.
La sangre de los sospechosos quedó esparcida por el lugar.