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Las carniceras de Maracaibo exhiben las neveras vacías. La carne desapareció y los consumidores están desesperados por conseguir un kilo, aunque sea de carne molida.
A semanas de la actualización del control de precio del rubro a 41 mil bolívares el kilo, en las refrigeradoras salieron los cortes. Ni costilla para la sopa del domingo se encuentran en los negocios.
Los carniceros temen fiscalizaciones de Sundde y los consumidores, como Juan Larrazábal, trabajador de 61 años de edad, que están desesperados por dar proteína animal a hijos y nietos.