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Que el Guri tenga su cota en 261,56 metros sobre el nivel del mar (2,38 metros debajo del nivel en el que cerró en 2009) y que el parque eléctrico tenga una capacidad indisponible de cerca de 17 mil 160 megavatios a pesar de tener 34 mil 400 megavatios instalados tiene una razón. José Aguilar, consultor internacional en energía eléctrica, la atribuye a un conjunto de “irregularidades” destinadas al beneficio de las empresas ProEnergy y Pacific Rim.
Un Proyecto de Emergencia Eléctrica ideado desde 2008 se convirtió en decreto en 2010. Se presentó una gran cobertura mediática en 2010 culpando a “El Niño” y anunciando que el Guri llegaría a la cota 240 -nivel crítico-. “Un drama que era de difícil ocurrencia ya que las probabilidades de que se diera estaban estimadas por los modelos predictivos del SEN en dos por ciento”, aclara el experto en entrevista con La Verdad.
De los proyectos planteados por ProEnergy, ejecutora de Derwick Associates, destaca Termozulia IV. Documentos obtenidos por el analista revelan que presenta sobreprecios que acumulan más de nueve millones de dólares destinados a funcionarios de estas empresas. El egreso total de 44 proyectos de generación térmica fue de 36 mil 259 millones de dólares. Aguilar indica que el costo apropiado por la condición del equipamiento y los costos internacionales es de 10 mil 981 millones de dólares, dejando un total de sobrecosto de 25 mil 278 millones de dólares. Pérdidas para el Estado venezolano.
Crisis “inducida”
Teniendo en cuenta que en abril de 2009 el río Caroní culminaba un ciclo de hidrologías muy favorables iniciado en enero de 2006, en lugar de recortar la generación del embalse de El Guri, se empujó la generación hidroeléctrica al máximo, ignorando las repetidas alarmas reportadas en los informes mensuales del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que solían estar al alcance del público.
No se reactivó el parque térmico para “inducir la crisis eléctrica y dar paso al despilfarro de dinero en megavatios asignados a dedo, los más costosos del mundo, a sabiendas de que volvería a llover muy pronto”, señala Aguilar.
Ante esta problemática, lo único que tenía que hacer la empresa, insiste Aguilar, era reparar o incorporar mil megavatios térmicos adicionales y mantenerlos disponibles. La cantidad equivalente a ocho mil 760 gigavatios hora (GWh) al año hubiese ahorrado la pérdida de siete metros con 50 centímetros del nivel del embalse en el período de desde enero 2009 a mayo de 2010.
Solo en Planta Centro se pudieron haber activado las unidades 1 y 5. Otra opción se presentaba en un galpón de la Costa Oriental del Lago, donde permanecen seis turbinas de 150 megavatios almacenadas desde el año 2006. Con esta alternativa, no hubiesen sido necesarios los racionamientos sufridos en todo el país en el año 2010, que desde septiembre 2009 hasta junio 2010 totalizaron la cantidad de mil 285 GWh, destaca el ingeniero.
La prevención de la crisis eléctrica se habría podido realizar por menos de mil millones de dólares, pero, en cambio se efectuó una “descabellada” expansión termoeléctrica sin el suficiente combustible requerido (gas natural), gastando más de 36 mil millones de dólares en 44 proyectos en plantas termoeléctricas por 14 mil 880 megavatios.
“Le ha costado a la nación más de 36 mil millones de dólares con sobreprecios que exceden más de 25 mil millones de dólares, para equipamiento que ni siquiera era todo nuevo en buena parte y que por no serlo al incorporarse en Corpoelec donde su tendón de Aquiles es el mantenimiento disfuncional, las mismas sucumben”.
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