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Rafael Correa, presidente ecuatoriano, confirmó ayer que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ofreció a su país una línea de crédito por 400 millones de dólares, “sin condicionamientos”, que podrían ser usados en la reparación de los daños causados por el terremoto del pasado 16 de abril.
El mandatario, en el habitual informe por radio y televisión, señaló que actualmente su país dispone de unos 640 millones de dólares en líneas de créditos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial, “listos para ser utilizados”.
El gobernante de Ecuador, en el poder desde 2007, ha sido reacio a pactar con el FMI por las condiciones que suele imponer a sus líneas de financiación que, para Correa, son parte del modelo neoliberal que, según él, no funcionó en América Latina.
El terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter asoló un sector de la costa norte de Ecuador y dejó unos 660 muertos, 32 desaparecidos, 22 mil 421 personas ubicadas en albergues, 113 rescatadas con vida y 166 escuelas dañadas, según la Secretaría de Gestión de Riesgo.
Correa defendió la acción del Gobierno para atender la emergencia y aseguró que “hay fondos para combustibles, albergues, alimentos, reconstrucción” de viviendas, especialmente de la CAF, pero señaló que la situación requiere de un mayor monto.
En días pasados, el mandatario calculó que los daños alcanzaban entre dos mil y tres mil millones de dólares, por lo que elaboró un proyecto de medidas económicas “excepcionales” para recaudar los fondos para la reconstrucción de las zonas devastadas.