El expresidente de Ecuador Rafael Correa tildó hoy de “farsa” el proceso legal en su país que le relaciona con el supuesto secuestro de un opositor en 2012, un “caso político” que no cree que vaya a atender Interpol si mañana se pide en una audiencia su encarcelamiento preventivo
“Me quieren fuera del mapa político porque ese conjunto de mediocres sabe que nunca me va a poder vencer”, dijo Correa en una entrevista con Efe en Bruselas en alusión al Gobierno de Lenín Moreno, en la víspera de la vista convocada por la jueza Daniella Camacho para vincularle a la investigación fiscal sobre el presunto secuestro en 2012 en Bogotá del político Fernando Balda.
Correa, que reside en Bélgica por motivos familiares tras dejar la presidencia de Ecuador en mayo del año pasado, podría enfrentarse a una petición de cárcel preventiva como ha sido ya en caso por el mismo dossier del excomandante de la Policía Fausto Tamayo y del exsecretario de Inteligencia Pablo Romero.
Esto es posible después de que la Asamblea Nacional (Parlamento) despejara el camino al considerar que ya no goza de fuero parlamentario tras declarar improcedente un pedido de la misma jueza, quien solicitó autorización para un eventual proceso contra el exmandatario.
“La orden de detención es la medida extrema, el último recurso, una sentencia anticipada, según todos los organismos de derechos humanos. Pero en Ecuador es la medida de primera instancia. Muy probablemente me saquen prisión preventiva”, comentó Correa ante la decisión que se espera este lunes.
Aseguró que ya tiene preparada con sus abogados belgas una estrategia.
“Si quieren que la Interpol saque una alerta roja, como lo llaman… Es un caso claramente político y estamos seguros de que la Interpol no se va a prestar a esta farsa”, confió, ante una posible petición de extradición a Ecuador.
En su opinión, la audiencia de mañana “no tiene ni pies ni cabeza, no hay ninguna prueba que me vincule con este caso”, en el que cree que han querido implicarlo “a la carrera” porque concluía el plazo.
“No tienen ninguna prueba para vincularme con el supuesto secuestro cometido hace seis años en Colombia”, recalcó, y aseguró tener pruebas de “cómo están presionando a procesados diciendo ‘te dejamos libre pero si incriminas a Correa'”.
En ese sentido, lamentó que el fiscal haya sido “nombrado a dedo con la consigna de hacerme perder la libertad”, en lo que consideró un “gran abuso y persecución política”.
“Todo esto es parte de un plan, esta ya es mi quinta o sexta acusación penal”, recordó.
Correa afirmó que sus enemigos políticos le quieren “ver muerto” ya que aseguró que desde mayo el Estado ecuatoriano le ha suprimido la seguridad de la que gozaba como exmandatario.
“Me quieren preso; podrán apresarme pero no me apresarán las ideas. O (quieren) impedir que regrese al país”, subrayó, y apostilló que “saben que si voy como candidato asembleísta les voy a ganar; si voy como candidato a alcalde, les voy a ganar”.
A juicio de Correa, es “evidente” que hay una “estrategia regional” a través de la “judicialización de la política” para “exterminar a los dirigentes de izquierdas” mientras “el mundo mira hacia otro lado”.
Puso como ejemplo el encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva: “Imagínese si eso sucediera con un opositor venezolano, habrían invadido Venezuela”, apuntó.
Desde su punto de vista, detrás de ese complot estarían “los oligarcas de mi país, la derecha colombiana y agencias internacionales”.
Apuntó en concreto a Estados Unidos: “Hablemos claro, los gringos son muy pacientes. Siembran para cosechar a largo plazo”, dijo en referencia al desfase desde que se produjo el presunto secuestro de Balda hasta que le relacionaron con ello ya fuera del poder.
Correa recalcó que su país está “fuera del Estado de derecho” y que actualmente es “una dictadura, pero no se la llama por su nombre porque es una dictadura de derechas con la complicidad de los medios de comunicación”.
“Esto cambiará si cambia la situación política. Tengo la profunda fe de que va a cambiar. Este Gobierno se está derrumbando por inepto. Tengo fe en que mi pueblo va a reaccionar ante tanto abuso, y también por la reacción de la comunidad internacional”, confió.
En el plano internacional llamó a la Unión Europea a utilizar las cláusulas que permitirían suspender el acuerdo de libre comercio que mantiene con Ecuador ante déficit democráticos, ya que “los medios de comunicación y las cámaras de producción sostienen al Gobierno”.
Correa mantuvo su esperanza en “la reacción internacional”: “Revisen lo que está pasando en Ecuador, no se puede llamar democracia”, concluyó.