A Carlos Antonio Ríos (18), alias el “Cochinito”, lo derribaron con un tiro en la cabeza en una esquina de la avenida 117A de la parroquia Venancio Pulgar de Maracaibo. La Policía investiga el homicidio como una venganza, aunque los familiares aseguraron que no le conocían enemigos
El proyectil le entró por la nariz y le salió por la parte posterior de la cabeza. Carlos Antonio Ríos, de 18 años, murió en el acto a unos metros de una esquina de la avenida 117A de la parroquia Venancio Pulgar. Sus homicidas huyeron como llegaron, a pie. Ninguno de los vecinos intentó detenerlo.
En el barrio Pinto Salinas recordaron el alboroto. Dos muchachos perseguían ayer, a las 8.30 de la mañana, al “Cochinito”, como apodaban por cariño a Ríos. Estaba a punto de perderlos cuando uno de ellos sacó el arma de fuego y disparó. El herido cayó de espalda sobre la calle de arena y allí quedó, mientras sus homicidas se perdían por el oeste de Maracaibo.
El rumor del crimen se divulgó rápido. Los Ríos, quienes viven en un sector cercano, llegaron para confirmar la noticia. En un primer momento lloraron cerca del cadáver, acomodaron la cabeza del joven sobre un pedazo de cartón y con los curiosos consiguieron una sábana desgastada blanca con bordes de cuadros y lo taparon.
Los familiares desconocían detalles del homicidio. Aseguraron a los detectives de la Policía científica que no tenían del “Cochinito” desde el pasado sábado a las 9.30 de la noche. Pasó por la casa de sus hermanos en el barrio La Musical. Allí compartió un rato y siguió su camino. No saben quién lo acompañaba o cómo se movilizaba.
Los funcionarios del Eje de Homicidios investigan el asesinato como una venganza. Aunque los Ríos aseguraron que no le conocían enemigos a su pariente. Creen que pudo tener un problema por ese barrio y por eso lo mataron. No buscaba pelea, trabajaba y “alimentaba a su familia con la venta de verduras”.
diciembre 5, 2024
