Los oradores ávidos y astutos de la extrema izquierda, con su jerga sofista, acuden a la demagogia solapada con eufemismos y chauvinismos para enamorar las masas y convencerles de las bondades de sus ideologías políticas, y con ello desarrollar revoluciones sesgadas al despotismo
Dentro de la evolución del pensamiento humano hay un elemento que contempla una figura de la jerga del discurso; llamado o denominado Sofisma, uno de los mejores representantes de tal patrón del verbo oratorio es Protágoras, quien dentro de su disciplina filosófica -escepticismo- profería que: “el hombre es el límite de las cosas”.
Pues bien, este límite considerando a los sofistas “hombres del buen hablar”, enfoca o tiene como objeto, vincular frases en la oración del discurso para elaborar conclusiones válidas, aun cuando los argumentos sean falsos, de ahí se originan los falsos positivos de la propaganda nazi, comunista, fascista, subversiva, terrorista, tiránica y, -por supuesto- todo discurso hegemónico incluyendo el de la política de extrema derecha.
La verdadera democracia con su libertad extrema, no tiene objeto de convicción o enajenante para mantener el poder, luego que en el proceso electoral el fin supremo es el concurso. Por supuesto, los oradores ávidos y astutos de la extrema izquierda, con su jerga sofista, acuden a la demagogia solapada con eufemismos y chauvinismos para enamorar las masas y convencerles de las bondades de sus ideologías políticas y con ello, desarrollar revoluciones sesgadas al despotismo.
Lo anterior aunado a la propaganda extrema, el control del aparato productivo, la privativa de la libertad de expresión, el terror de Estado y peor aún el control alimentario, constituyen todo lo contrario a la libertad ciudadana.
Pero, considerando que la ración alimentaria constituye el elemento principal de la vida, de los seres de toda especie, y que la misma debe contener ciertos elementos, donde las proteínas son de extrema importancia, ya que los carbohidratos, constituyen la actividad de los seres, las grasas conforman la mayor parte del sistema neuro-cerebral, y por ende, el desarrollo mental. El metabolismo fisiológico tiene la capacidad de crear proteínas, las más importantes se obtienen del consumo de alimentos cárnicos. Por tal motivo, limitar a la población del consumo alimentario, es crimen de lesa humanidad. Una cosa es el sofisma, otra es construir la oración con la verdad aunque sea patética.