El
El Gobierno, a pesar de los esfuerzos que haga con anuncios de nuevos proyectos, misiones, carnet de la patria, motores, y todo lo que se le ocurra, no podrá revertir la fase terminal del deterioro y el desgaste del liderazgo oficial. En ese andar de ir en una improvisación indetenible, se nos anuncia la creación de 10 mil panaderías populares para combatir con el tan rebuscado argumento “la guerra económica” de los panaderos. Este será sin duda un proyecto que como tantos otros, morirá a la arrancada, ya que el mismo tiene como único objetivo liquidar a la industria panadera, y sustituirla por otra burocrática (psuvista-diosdadista) que, como ya sabemos, una vez fracasada, su inversión y equipamientos irán a parar a manos de la nueva camada de empresarios socialistas, tal como ha ocurrido con la producción de medicamentos.
Nada detendrá ni revertirá la caída por la que va la crisis del país. El pueblo continuará como es tradicional “cogiendo lo que le den”; es cuestión de educación, cultura y de un elemento nuevo de estos tiempos, “el hambre pareja” que se hace sentir en forma endémica y la padecen los más pobres. Todo este cuadro el cual pareciera es inexistente para quienes tienen el manejo del Gobierno, es lo que influye en el sector oficialista a fin de promover impedimentos para que no se realicen las elecciones regionales, y de esa forma el CNE continúe dando muestras irrebatibles de su sometimiento a las instrucciones que se le imponen.
En una desesperada actitud, el Gobierno busca oxigenarse, y para ello se aferra a impulsar un diálogo en el que no cree, distraer a la oposición y presentarse ante la comunidad internacional como legalista y democrático, mientras dentro del país imponen un estado de terror judicial, con la utilización arbitraria del texto constitucional. La crisis alimentaria y de medicamentos continúa en forma cruenta, con una producción nacional muy escasa y presencia de productos importados con precios escandalosos, no acordes con la capacidad de compra de los ciudadanos, agregándose una especulación espantosa. Las colas han disminuido y eso se debe a que ya no hay productos en los almacenes de los súper, los que ahora se consiguen en mercados populares. En el caso de Maracaibo se concentran en Las Pulgas, sede de todos los vicios y corruptelas los cuales gozan de la indiferencia de las autoridades. El empresariado nacional sigue recibiendo “palo y palo”. Así marcha en estado moribundo el socialismo chavista-madurista, mientras el pueblo sigue sufriendo.