El Gobierno y la oposición de Venezuela intercambiaron duras acusaciones y críticas con motivo de la suspensión del diálogo que buscaba una solución a la crisis que vive el país, y ambos señalaron a su rival como culpable de este retroceso en la búsqueda de un acuerdo.
El Gobierno y la oposición de Venezuela intercambiaron duras acusaciones y críticas este jueves con motivo de la suspensión del diálogo que buscaba una solución a la crisis que vive el país, y ambos señalaron a su rival como culpable de este retroceso en la búsqueda de un acuerdo.
El presidente Nicolás Maduro, quien tomó la decisión de suspender las conversaciones que se llevaban a cabo en Barbados a instancias de Noruega, señaló como culpable a Juan Guaidó, líder opositor, por apoyar el bloqueo total de bienes estatales venezolanos en Estados Unidos.
Sin embargo, para Guaidó, presidente del Parlamento, la decisión del oficialismo es una evidencia de la “mala fe y poca seriedad”, por lo que apuntó que sin presión internacional e interna “no hay solución” y llamó a no esperar “a que sea demasiado tarde para hacer lo que toca”.
En esta particular lucha, Maduro clamó “justicia” y reiteró la invitación a una marcha para el próximo sábado en contra de las medidas impuestas por EEUU, pues “los problemas de los venezolanos tenemos que resolverlos entre los venezolanos, nadie debe meter su mano y menos Donald Trump”.
El gobernante, quien participó en un evento del Ejecutivo, mostró una “cartilla” en la que, bajo el lema “NoMoreTrump”, el oficialismo espera recoger firmas para denunciar ante las Naciones Unidas las implicaciones del “bloqueo criminal” de Trump.
Además, prometió, durante una conversación telefónica con el canal estatal VTV, “activar una contraofensiva con la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con todos los poderes” para “hacer justicia”.
Por su parte, el líder del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente por más de 50 naciones, instó este jueves a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y a la comunidad internacional a “presionar” al chavismo para lograr “una solución real y seria” a la “grave crisis” que atraviesa Venezuela.
“Es el momento para que la comunidad internacional, el pueblo de Venezuela y nuestros hermanos de la Fuerza Armada presionemos para que la cúpula política del régimen ofrezca y acepte una solución real y seria a esta grave crisis”, dijo Guaidó en un video difundido en redes sociales.
En medio de las acusaciones lanzadas entre los dos líderes, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitió un comunicado en el que advirtió que estará vigilante para “castigar con severidad cualquier intento de apoyar a sectores que tengan como propósito limitar las necesidades básicas de nuestro pueblo”.
El TSJ, muy cercano a Maduro, aseguró que los tribunales “castigarán cualquier intento de socavar la soberanía integral” del país y “el supremo derecho a elegir su destino”.
En la misma línea se expresó en Twitter el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino, quien consideró que las personas que han apoyado las sanciones “deben ser castigados por la ley”, pues “la FANB exige justicia!”.
El fiscal general designado por la ANC, Tarek Saab, usó su cuenta en Twitter para criticar las declaraciones de la alta comisionada de Naciones para los derechos humanos, Michelle Bachelet, en las que esta advirtió que las sanciones de Estados Unidos impactan en los derechos humanos de venezolanos.
Según Saab, en su informe sobre la situación de DDHH en Venezuela, Bachelet “irónicamente (…) no solo minimizó el genocida alcance” sobre los venezolanos del “bloqueo” de Trump, sino que además “ocultó el detallado informe” sobre los derechos humanos que la Fiscalía a su cargo le entregó a la expresidenta chilena.
Venezuela atraviesa un pico de tensión política desde el pasado enero, cuando Maduro juró un nuevo mandato de seis años que no reconoce la oposición y parte de la comunidad internacional, debido a que el gobernante obtuvo la reelección en unos comicios en los que se prohibió participar a los principales líderes opositores.
En respuesta, Guaidó se proclamó como presidente interino de Venezuela y consiguió el apoyo de más de 50 naciones con Estados Unidos a la cabeza.