Los piratas seguían a Dairo Cali Acuña, Luvi José Urdaneta, Luis Hernández, José Javier Cerrudo y Léxido Cerrudo en el Lago. Era el segundo ataque que sufrían los pescadores. Ayer comenzaron los funerales de las víctimas. Sus familias denuncian poca vigilancia dentro y fuera del estuario. En cada robo pierden al menos un millón de bolívares
Los piratas ficharon la playa Los Corines y sus alrededores. Cazaban a sus víctimas desde hace dos semanas. En el primer ataque les robaron 17 lanchas y en el segundo liquidaron a Dairo Rafael Cali Acuña (24), Luvi José Urdaneta Fereira (32), Luis Alejandro Hernández Cárdenas (20), José Javier Cerrudo Paz (27) y Léxido Cerrudo (30). Se estima que merodearon por su zona de pesca unos 40 minutos antes de interceptarlos, robarlos y aniquilarlos. La Policía presume que se trate de una banda que ataca por agua y tierra.
Las urnas de José Javier Cerrudo Paz (27), Léxido Antonio Cerrudo Paz (30) y Luis Alejandro Hernández Cárdenas (20) achicaban la sala de la casa materna de los hermanos, en La Cañada de Urdaneta. Desde lo lejos, vestida de negro, sentada en una silla blanca, su madre los contemplaba en silencio y gritaba de dolor.
Joselyn Villasmil, esposa de José, abrazaba a su hija de cuatro años. En honor a la pequeña bautizaron la lancha, donde lo asesinaron. “Mi vida, dame fuerzas, que este dolor que dejas es muy grande”, le repetía a la niña, quien la miraba con tristeza y con sus manos le secaba las lágrimas.
El cuadro de dolor se repetía en cada casa. En los funerales se exaltaban las virtudes de las víctimas y se reprochaba la inseguridad en el Lago. "Lo que se vive es injusto. Ellos buscaban el pan para sus hijos y los mataron". Denunciaron que no hay patrullaje y que los robos son el día a día de los pescadores.
Los vecinos y compañeros de trabajo lamentaron que tanto dolor y tanta familias en luto sean en vano. "Desde lo ocurrido no han visto pronunciamiento por parte de la Guardia Costera ni patrullas que vigilen la zona. Para los pescadores salir a trabajar es un riesgo cada día".
Con la muerte
“Solo el Lago y los muertos, saben qué sucede allí”, comentó un pescador. Hace una semana, robaron 17 motores a una de las cooperativas de la zona pesquera, en ella trabajaba Dairo Cali, lo que provocó que quedara desempleado. Su esposa dijo que desde el viernes empezó a trabajar en esa playa, la lancha donde lo asesinaron no era propia y le robaron la manguera y las redes de pescar.