Cuidado con el tábano

 

En Venezuela, por ejemplo, está la voz  de algunos intelectuales, académicos, empresarios, sindicalistas, periodistas y políticos serios que buscan el bien de la sociedad y que intentan elevar el nivel del discurso en el espacio público y reclaman mayor claridad en las propuestas de los involucrados en los espacios de diálogo

“No hay que decirle a las personas lo que deben que pensar, sino acostumbrarlas a que piensen”. Esto decía el filósofo Sócrates. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que no hay nada que asuste más a los autócratas que un pueblo pensante y procurador de soluciones a sus problemas. Sócrates era apodado “el tábano de Atenas”, en referencia a las llamadas moscas cojoneras, que revolotean y atacan a caballos, vacas y otros animales, fustigándolos con sus aguijones.

Sócrates se consideraba a sí mismo como un moscón, un insecto que con su aguijón se convierte en una verdadera molestia para animales de mayor tamaño, en referencia al animal político. La metáfora de Sócrates y el moscardón refiere a la costumbre que este tenía de “aguijonear” a los políticos atenienses con sus preguntas en procura de que despertaran para ir al encuentro de la verdad. Sabía cómo aguijonear a los ciudadanos que, sin él, continuarían durmiendo para el resto de sus vidas, a menos que alguien más viniera a despertarlos de nuevo. 

Se dice que para molestar a los atenienses mentirosos, especialmente a Melito, su archirrival,  Sócrates iba a veces al mercado de Atenas, miraba todo con atención y se iba sin comprar nada. Cuando le preguntaban por su forma de actuar, decía: “Me encanta ver tantas cosas que no necesito para ser feliz”. Como Sócrates no compraba nada los jóvenes tampoco lo hacían. En Venezuela no puede practicarse la filosofía de Sócrates, porque nadie puede ser feliz viendo morir personas por falta de comida o medicinas; ¿Cómo evitar que a uno se le arrugue el corazón viendo el llanto de una madre, quien no tiene más remedio que derramar lágrimas ante la imposibilidad de comprar los jugueticos que añoraba poder entregarle a sus hijos en estas navidades?.

Todas las épocas y sociedades han tenido sus propios tábanos, personas que reclaman claridad en los planteamientos políticos que interesan a un país.  En Venezuela, por ejemplo, está la voz  de algunos intelectuales, académicos, empresarios, sindicalistas, periodistas y políticos serios que buscan el bien de la sociedad y que intentan elevar el nivel del discurso en el espacio público y reclaman mayor claridad en las propuestas de los involucrados en los espacios de diálogo; conversaciones que no debieran ser patrimonio exclusivo de nadie por ser una materia de interés para todos los venezolanos.  

 

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