El engendro, ese déspota que los cubanos formaron y que le impusieron al “comandante eternamente enterrado”, tiene la histórica oportunidad de acompañar al borrachín cubano a los confines recreacionales que construyeron en la isla para disfrutar “a todo dar” de su retiro del poder, siempre y cuando él entienda que ya llegó al final de su aventura maligna. Raúl -el borrachín- se retiró no solo por su edad, sino porque: quebrada, exprimida y expoliada Venezuela hasta el cansancio, lo único que le queda es disfrutar de la inmensa millonada de dólares que se robaron de las arcas del tesoro nacional venezolano y ahora le “recomienda” al engendro que lo acompañe a su guarida dorada en la isla
El engendro tiene la oportunidad de “salvarse”, por ahora, de los barrotes de la cárcel que le corresponde (ya la Corte Penal Internacional nombró el jurado para enjuiciarlo), sin lugar a dudas, y acompañar al borrachín, junto con su corrupta consorte a los sitios que él vaya y me imagino que no faltará nada para saciar los gustos capitalistas de los cuales gozan. El engendro está viviendo en alma, vida y corazón un martirio que jamás pensó viviría; el rechazo que tiene en el ámbito nacional es de casi un 100 % y en el escenario internacional el rechazo vinculante a él, a su familia y a su régimen es comparable con los que tenía Mussolini e Hitler.
El daño causado por el engendro y los cubanos en Venezuela es de proporciones inimaginables. El daño no es solo económico, político, social y cultural; el daño es moral y se torna, en la medida que avancen los días, en irremediable. La familia venezolana está convulsionada, no hay espacio para el disfrute, para el regocijo de sus miembros; la familia en esencia está sufriendo con rigor la aplicación de una ideología: el comunismo, que tiene como “filosofía de acción” la muerte y la miseria.
La huida del engendro heredero, que se dará inexorablemente en los próximos días, hacia Cuba, no corregirá, en lo absoluto, el desmadre causado ni en el corto y mediano plazo, pero sí se convertirá en un aliciente espiritual que refrescaría la presencia ciudadana en el contexto político; fundamentalmente, ampliaría denodadamente su caudal “participativo” en lo económico, en lo social, en lo cultural y repondría en el largo plazo el deterioro estructural y sobre todo moral generalizado causado por los comunistas.
En estas “cumbres borrascosas” en la que se encuentra su régimen, no significa que acompañar al borrachín en su festín, sería su tabla de salvación permanente, nequáquam; sino que mientras el Estado de derecho se revitalice en el país de manera propia, sustantiva y significativa, su permanencia en Cuba actuaría como tal; la justicia en algún momento le llegará y el daño causado al erario nacional y a la sociedad en general tendrá su castigo y pagará “en los restos de su maldita vida” los actos delictivos cometidos, así como la violación de los DDHH ejercidos por su régimen, incluidos aquellos miembros de la FAN, que violando su juramento constitucional, se prestaron para asesinar a nuestro pueblo en las calles de nuestro país y además se pusieron al servicio de intereses ideológicos y partidistas; permitiendo la injerencia de otro país en la conducción del país.