Acompañado
Ese acuerdo plantea 1. Realización el 16 de julio, de un plebiscito que, según el artículo 71 de la Constitución será convocado por la AN para decidir si estamos de acuerdo o no con la Constituyente, con la permanencia de Maduro en la conducción dictatorial del país y con el rol de la Fuerza Armada Nacional. 2. Nombramiento de los magistrados del TSJ. 3. Aprobación parlamentaria de la designación de los rectores del CNE. 4. Intensificación de la protesta de calle y, luego de la consulta del 16J, la activación de la Hora Cero y la presencia indefinida del pueblo en la calle para hacer respetar la decisión popular. 5. La conformación de un gobierno de Unidad Nacional.
La decisión de la Unidad es restearse con Venezuela, impedir la Constituyente, terminar por la vía constitucional con el gobierno dictatorial de Maduro que tanto daño ha hecho. No hay un mecanismo que no sea la protesta de calle para lograr el resultado que nuestro pueblo mayoritariamente aspira.
La protesta es un instrumento constitucional y legítimo, utilizado, en algunos casos, por delincuentes amparados por el gobierno y por el PSUV, para saquear, cobrar vacunas o peajes, robar y cometer cualquier tipo de fechorías. La dictadura anhela y promueve esos hechos para descalificar a centenares de miles de personas que salimos a diario a protestar. No discuten la raíz ni la causa de la protesta. Saben que le han dado un golpe mortal a la democracia y a la República, pero tratan de justificar su acción con los daños que terceros, con su amparo, ocasionan a la colectividad. Por eso, quienes ejercemos el derecho a la protesta, debemos actuar cada día con más organización y disciplina, respetando la conducción de la MUD, exigiendo quienes con hechos demostrados, aprovechen para delinquir, sean detenidos y sus procedimientos judiciales llevados adelante.
Las razones para protestar no sólo están intactas sino que se profundizan con decisiones tan haladas por los cabellos como el antejuicio de mérito a la Fiscal General de la República. Los poderes ejecutivo, judicial, electoral y parte del ciudadano han llegado a un nivel tal de degradación acabando cualquier posibilidad de que este país tenga viabilidad en manos de irresponsables que se burlan de la Constitución y de la inteligencia de los venezolanos.
Este momento tan oscuro de la historia de nuestro país va a ser superado por la acción de un pueblo en la calle que detendrá esta locura para someternos a la sensatez y a la cordura de la ley. Nunca perderé la esperanza de ver a mi patria libre y democrática. Siempre mantendré en alto el sueño de tener un país próspero y lleno de oportunidades. Va cediendo esta oscuridad. ¡Pronto veremos la luz!