De la desesperación a la tortura

No es necesario transcribir los artículos de la Constitución, de la ley y de los convenios internacionales que defienden la integridad física, psíquica y moral del ser humano. Eso está muy claro en el ordenamiento jurídico nacional e internacional

Este gobierno convertido en dictadura no está dispuesto a ceder un ápice en el daño que le hace a Venezuela con tal de mantenerse en el poder. Gracias a Dios y a la ciudadanía no las tiene todas consigo. Perdió lo más importante: el apoyo popular. Perdió la confianza de una mayoría, la cohesión interna, pero además perdió la credibilidad ante la comunidad internacional.

Los métodos que utilizan para amedrentar, generar miedo y silenciar a la dirigencia opositora, crecen en premeditación y alevosía. Ya hemos denunciado la siembra de armas, municiones, artefactos explosivos, en carros y casas, con el fin de abrir causas judiciales sustentadas en mentiras e irrespeto a la dignidad humana. Obligan a transeúntes a declarar como testigos y montan ollas de manera burda y primitiva.A esta práctica deleznable se une ahora la tortura. No es necesario transcribir los artículos de la Constitución, de la ley y de los convenios internacionales que defienden la integridad física, psíquica y moral del ser humano. Eso está muy claro en el ordenamiento jurídico nacional e internacional. 

El caso más reciente y emblemático es el de los morochos Sánchez, dirigentes juveniles de Primero Justicia en Caracas. Una seguidilla de delaciones falsas los convirtieron en imputados de delitos que no cometieron. Ya detenidos, con hechos demostrables de torturas físicas y mentales, los obligaron a acusar a diputados del mismo partido en la capital como autores intelectuales de ataques a instituciones públicas. Es así como vimos al señor Maduro, mostrando de manera ilegal el video de la “confesión” de uno de los morochos. Y cuando fue denunciada la tortura, tuvo el despropósito de anunciar persecución judicial a cualquiera que se atreviera a hacer esas denuncias. Todo esto es una de las bajezas más graves de toda nuestra historia. ¿Cómo puede alguien en su conciencia saber que le está haciendo un profundo daño a gente inocente y dormir tranquilo?

¿Cree este señor que va a impedir que la verdad aflore? ¿Cree además que con muestras militares amenazantes va a desmovilizar a la gente? Este país cambió y está dando la pelea en la calle. El daño en vidas perdidas es irreparable. El daño físico y psicológico, en algunos casos, podría ser irreversible. A Dios le pedimos fortaleza para los morochos Sánchez, su familia y todos los que hayan pasado por esto. Los delitos cometidos son de lesa humanidad y no prescriben. Corresponde a los órganos jurisdiccionales, en un momento de más luz, hacer justicia.

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