Debió
Miles de jóvenes enarbolando banderitas de EEUU y gritando OBAMA!!! en las calles de La Habana, esperando la llegada del Presidente americano y luego durante su permanencia, hecho que ocurrió después de establecerse las relaciones diplomáticas entre ambos países, indudablemente que hirieron de muerte la prepotencia y caudillismo de Fidel Castro.
Debió resultar inconcebible para él que “su juventud revolucionaria”, aclamara a la máxima autoridad de su tan odiado imperio. Obviamente, la realidad y la miseria de su país obligaron a Raúl a tal cambio. Y no solo a Raúl, a todo el comité central del Partido Comunista Cubano y los viejos y nuevos dirigentes de la isla.
Fidel debe estar pasando sus últimos días de vida en amargura total, viendo como su falacia comunista ha resultado un fracaso y los obligó a abrir sus puertas a su archi enemigo. La Habana, hoy es receptora de cruceros y aviones repletos de gringos que llevan dólares y las posibilidades de mejorar las condiciones de vida de los cubanos. El problema político pendiente y la redención de los derechos humanos, será un aspecto que el tiempo decidirá a medida que los ciudadanos sientan el aire fresco del poder comer, vestir y vivir mejor. Los Castro tienen sus días contados. Ellos morirán más temprano que tarde, así como ha muerto la quimera de la revolución cubana.
Esa experiencia irrefutable, advierte a quienes crearon el sofisma del socialismo del siglo XXI, que las dictaduras existentes se desmoronan ante sus propios fracasos, fundamentalmente el económico, que se refleja en la improductividad e impunidad de sus actos de saqueo. No obstante, es posible prever que la exactitud del hambre, acelere procesos de destrucción de esos regímenes que aun se escudan en mentiras y utopías avaladas por el delito permanente. El estandarte cubano que inspiró ese socialismo del siglo XXI, como nueva forma de opresión, se extinguió.
El mundo de hoy, la interconexión jurídica universal, los controles al respeto de los derechos humanos, impiden la continuidad de regímenes en Latinoamérica, como el de Venezuela. Cuba sucumbió, lo que abre las puertas al cambio político. Mentes de esclavos no tienen los venezolanos, quizás los cubanos tarden por su histórica mentalidad de tales. Veremos el desarrollo y sus reflejos continentales.