Obama
El triunfo de Trump demuestra la decadencia de las encuestas en materia electoral y además la ruptura de sus resultados con la credibilidad del ciudadano común. Recordemos el “NO” reciente en Colombia, contrario a todas las encuestas. Pero si hay un hecho cierto, es la tendencia a la inexactitud profunda de sus predicciones y nos atrevemos a decir que los avances tecnológicos son claves en este aspecto. La información instantánea en forma global de todo lo que acontece en el país donde se efectúen elecciones, llevadas al planeta por radio, televisión, telefonía inteligente a través de la Internet, le presentan al elector todo lo que acontece en vivo y todos los aspectos de un proceso, incluyendo la vida privada y pública de los aspirantes, para formar conceptos, que pudieran variar la intención del voto en segundos. Así sucedió.
Trump es un producto publicitario bien manejado, un robot con instrucciones bien inculcadas. Sus promesas y habladurías calaron en una sociedad sui géneris, que como dijo alguien una vez, en vez de alma tienen un dólar en su corazón y veremos cómo hará para cumplir lo que ha ofrecido, sobre todo en materia económica e inmigración, muro mexicano incluido. Obama dejó su promesa inmigratoria incumplida, efecto de un Congreso adverso. Y además, el votante promedio americano, desde el punto de vista intelectual, es de mediocre para abajo, inmigrantes incluidos.
La agenda de Clinton y Trump son ajenas a Latinoamérica, excepto la xenofobia del hoy electo Presidente y a él le será fácil arremeter contra los Castro y Maduro, porque esa política es de la incumbencia presidencial y en tal sentido, Venezuela y Cuba estarán en la inmediatez de su agenda. El muro con México es más cuesta arriba y un Congreso aun siendo republicano, debería ser parte activa de tal idea, cosa que dudamos.
La expectativa es relevante y ya se refleja en los mercados bursátiles, pero además le recuerda a nuestros políticos latinoamericanos que el tiempo y sus circunstancias cambiaron, que una Latinoamérica dividida es presa fácil para cualquier aventura, bien por acción u omisión. El futuro no es provisor. El pragmatismo es el punto fundamental de la conducta social norteamericana y priva sobre la inexistencia de las ideologías (Obama dixit), sobre todo por la interconexión del mundo de los negocios y la dependencia de nuestro petróleo y materia prima de EEUU. El mundo está convulsionado, esperemos cómo esto se desarrolla, pero bonito no es el panorama.