Derechos Humanos

Es sorprendente como la ciudadana Luisa Ortega Díaz, tiene el tupé de pronunciar reclamos en contra de la actuación de la ONU

En 1948, la ONU elaboró un nuevo legado humanitario donde quedó establecido, que tal Institución velaría por la libre expresión y el libre derecho que debía disfrutar el ciudadano, tanto en su propio país como en el que visitara, pues este decreto se refería o se refiere a un derecho Universal, que es la libertad del individuo como ser humano. 

Cito lo siguiente: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión, contra la tiranía y la opresión;

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta, su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, que se han declarado resueltos a promover el progreso social para elevar el nivel de vida, dentro del concepto más amplio de lo que es la libertad.

Por lo antes expuesto, es sorprendente como la ciudadana Luisa Ortega Díaz, tiene el tupé de pronunciar reclamos en contra de la actuación de la ONU, con relación a la violación de los derechos que nos confiere la Constitución nacional. Considerando precisamente la actuación del Gobierno de Venezuela en contra de la libre expresión y de la protesta legal del ciudadano, evidenciadas con arrestos arbitrarios donde los privados de libertad –como eufemísticamente llaman a los presos la razia comunista- son sometidos a torturas físicas y psicológicas, aunado, a la imputación de cargos sin evidencias y testimonios encubiertos y falsos en contra de opositores; así como también intervenciones drásticas e ilegales contra los medios de comunicación privados.  A lo que debemos incluir los controles de distribución de alimentos, inútiles e innecesarios, que lo que sí hacen es solapar la dependencia que le imponen al pueblo para mantenerse en el poder mediante el voto.

Toda esta estrategia se alimenta de la propaganda mediática, malponiendo a cuanto observador tenga la voluntad de denunciar el atropello constante que le proporciona impunemente el régimen gubernamental al pueblo.  

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