Derechos vulnerados

A nivel nacional e internacional se asume que quienes ocupan roles gubernamentales están orientados bajo el principio del cumplimiento de los derechos de todas las personas por igual, según se estipule en cada caso. Dicho esto, surge la interrogante sobre cuántos derechos son violados constantemente en el mundo

El derecho presupone la voluntad del Estado de hacer cumplir las normas establecidas. A nivel nacional e internacional se asume que quienes ocupan roles gubernamentales están orientados bajo el principio del cumplimiento de los derechos de todas las personas por igual, según se estipule en cada caso. Dicho esto, surge la interrogante sobre cuántos derechos son violados constantemente en el mundo, y específicamente cuánto de esto ocurre en Venezuela

Por ejemplo, de acuerdo a la Convención sobre los Derechos del Niño (Unicef, 1989), los niños tienen derecho a la recreación entre muchos otros, y ciertamente el contexto de pobreza en los países impide que éste sea ejercido. Pero incluso más allá de honrar lo establecido en la Convención, la cual es firmada por los Estados, los propios ciudadanos olvidan estos preceptos, así los padres se olvidan de velar que sus hijos tengan la oportunidad de recrearse, dándose el caso muchas veces de niños huérfanos por padres ausentes (así se encuentren en la misma vivienda).

¿Qué ocurre con el caso de la participación y la convivencia? Este es también un valor democrático exaltado en los ámbitos internacionales, como la ONU y la OEA, el cual se le exige a los Estados cumplan. Sin embargo, muchas veces como ciudadanos se violenta dicho principio, no solo al no participar, sino afectando negativamente la convivencia. Se exige así respeto a la convivencia, el respeto a las “normas democráticas”, pero se es incapaz de respetar un mínimo de normas en el entorno inmediato.

Simón Rodríguez hablaba de la carencia de ciudadanos para hacer una República, y hoy lamentablemente eso continúa siendo una realidad, característica exacerbada bajo el argumento de la situación de estrés a la que se ha sometido a las personas en Venezuela en la coyuntura actual. Pero precisamente, en momentos como los actuales es cuando más se debe apelar al sentido de ciudadanía, entendida como la base para la cooperación social.

El país atraviesa tiempos de una crisis profunda, de la que sin duda se darán transformaciones importantes. Ante esta realidad vale recordar que nada está definido a priori, y que el proceso actual lo mismo puede desembocar en el nacimiento de una democracia sólida como en un Estado fallido, incluso entrar en un círculo perverso de conflictos civiles que agraven aún más la situación actual. Lo que ocurra dependerá del abano sobre el que se construya un nuevo proyecto, y ese abano no es otro que los venezolanos y sus conductas.

 

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