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El engendro heredero, electo el 14 de abril de 2013 por una mínima diferencia sobre Capriles, ha perdido en ese corto tiempo su poco capital político y hoy es un tipo fracasado, desprestigiado y rechazado por los mismos que alentaron en otrora al “encantador de serpientes” que le precedió a la cabeza del régimen; entre otras razones por sus mentiras, por no cumplir sus promesas electorales, por no escuchar jamás los gritos y deseos del pueblo, por sus reiterados fracasos y por su política de indiferencia y pasividad ante el sufrimiento de los ciudadanos, la corrupción, las denuncias de narcotráfico sobre personeros del régimen comunista y el abuso de poder que está envenenando la economía y la política.
El engendro heredero no escucha los consejos del país: economistas especializados y con experiencia en el campo de la micro y macroeconomía, universidades, de la Academia de las Ciencias Económicas, Sociales y Políticas, de los trabajadores, de los empresarios, en fin de la sociedad civil en general, que le pide de manera urgente un cambio total y absoluto en los lineamientos, que de manera ideológica, ha venido primando en la economía en los últimos 18 años, para sacar del atolladero criminal, a los venezolanos. El régimen comunista destruyó el aparato productivo, cuestión que se manifiesta directamente en una hambruna y en la ausencia de medicinas vitales para la vida, tanto en niños como en adultos, además de la inflación, la más alta del mundo, que desangra la poca capacidad salarial del pueblo.
Hay tres tipos de sordos en política: los que no escuchan por arrogancia, los que no oyen por cobardía y los que no escuchan porque son cretinos o imbéciles; el engendro cumple en su patología política con los tres. La economía persiste en consultas oncológicas, debido a la carga burocrática que es insostenible e incosteable. Cinco vicepresidencias y más de 40 ministros y viceministros es una prueba de ello, sin meter los vagos y maleantes del PSUV.
El daño realizado es irreversible, se necesitarían políticas económicas audaces e inteligentes para iniciar un proceso de cambio. Diciembre se convirtió en un mes de calamidad pública, las plataformas electrónicas se colapsaron en todo el país; lo que ocurrió en el estado Bolívar es una señal inequívoca que el engendro y su régimen llegaron al final. La renuncia del engendro, de inmediato, daría mejores resultados, hasta los ingenuos e ignorantes que medio lo apoyan lo solicitan.