El Día de los Amantes de los Libros se celebró el pasado viernes 9 de agosto. La fecha coincidió con la decimocuarta edición de la Feria Internacional del Libro en Venezuela (Filven) que se desarrolló en los espacios de la plaza Baralt y que fue auspiciada por la Alcaldía de Maracaibo
El Día de los Amantes de los Libros se celebró el pasado viernes 9 de agosto. La fecha coincidió con la decimocuarta edición de la Feria Internacional del Libro en Venezuela (Filven) que se desarrolló en los espacios de la plaza Baralt y que fue auspiciada por la Alcaldía de Maracaibo.
Las anécdotas en los espacios de la Filven fueron múltiples. La lluvia cayó sobre los toldos blancos que aguardaban a los mercaderes y a los libros y lograron aliviar el caluroso clima marabino.
Una joven que estaba sentada en una de las bancas de piedra y cemento cerca del hotel Victoria esperaba con ansias el inicio de la expoventa. Se considera una lectora entusiasta y era la tercera vez que de manera consecutiva acudía a la feria del libro.
“Es la primera vez que asisto a la Filven, pero en lo que va de semana esta es la tercera vez que vengo. Compré y cambié libros, algunos de colección como Harry Potter y la Cámara secreta, soy fan de la saga y en ferias como estas estoy comprando los físicos”, contó Katherine Parra, estudiante de periodismo.
Minutos más tarde, en la sala Orlando Villalobos, técnicos de sonido y coordinadores pusieron manos a la obra para dar inicio al cronograma pautado. El conversatorio Encuentro de Lectores y Escritores abrió la faena y el cierre estaba destinado para un recital poético.
En la expoventa, la abogada Alejandra Suzzaerini estaba en plena tertulia con sus colegas lectores. Contó que quedó “encantada con la experiencia Filven, y que en este día para los amantes de los libros no podía quedarse en su casa. Un libro para mí significa la vida, el disfrute pleno. No lo pongo en duda, todos los días leo”, comentó entusiasta.
Pero la Filven no solo fue venta de libros y compartir cultural. En su espacio también hubo apoyo a causas nobles. Este es el caso de Fundabiblioteca, cuya gerencia se encuentra rescatando la iniciativa de promover la lectura en niños y jóvenes a través de material bibliográfico. “Vinimos a la feria porque deseamos que la gente nos recuerde, que las instituciones sepan que existimos y que queremos ayudar”, resaltó la gerente de la fundación, Morela Portillo.
La Filven se ha convertido en un espacio para todos, especialmente para los que se enamoraran día tras día de la literatura. La psicoanalista, Dalila Reyes, se deleitó con una pila de libros usados y comentó: “Los libros son el segundo mejor amigo del hombre y este tipo de eventos debería darse más de una vez al año”.
La producción visual del Horno Colecto (iniciativa cultural de la ciudad) hizo de la Filven un espacio acogedoramente colorido, sano y funcional para todo tipo de público.