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Desde el lanzamiento de un segundo piso de un camarógrafo de la alcaldía del Municipio Mario Briceño Iragorry, en Aragua, hasta la puesta en marcha de un proceso de intervención multilateral a la universidad autónoma con los cupos universitarios, la discusión del contrato colectivo y el ingreso de maquinaria pesada en el lote A del campus de la Universidad del Zulia porque un grupo de personas, apoyadas por el gobierno, decidieron que esa zona era muy buena para construir viviendas, independientemente de lo que ello suponga.
La arremetida contra la población e instituciones vinculadas con la oposición, por las unidades de combate oficialista y los paramilitares que se esconde tras los colectivos urbanos, la novela del incremento salarial del personal universitario con la pretensión de indisponer al personal académico contra el administrativo y el obrero o la sempiterna “guerra económica” que tendría en la oposición al único responsable, está destinada a ahondar la polarización de la población. Se propone distraer la atención sobre la situación económica del país y los problemas políticos del Gobierno nacional, que se debate entre crear confusión e incertidumbre para posponer las elecciones parlamentarias o derogarlas, al igual que las del Parlatino.
En el caso de mi universidad, es notorio el malestar de los estudiantes con alto índice académico que no pudieron ingresar a una carrera universitaria, de acuerdo con la distribución realizada por la Opsu, y su exigencia de respuesta; pero también es resaltante el resquemor, tal vez no presentado en toda su magnitud, que hay en la población universitaria por el asalto del gobierno y personas de la universidad al lote A, que replica la treta de “divide y vencerás”, ofreciéndole a quienes aún tienen las esperanzas intactas de que gracias al gobierno bolivariano tendrán un lugar en los planes urbanizadores de ese espacio universitario. Serán vanas porque es materialmente imposible, al menos en un tiempo inmediato o mediato.
Hoy más que nunca tenemos que recalcar en la UNIDAD pero es necesario recuperar también al ciudadano e inculcarle y fomentar el valor de los derechos civiles individuales y alejarle de la falsa conciencia populista en la cual se halla inmerso.