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El tema del diálogo persiste como una de las soluciones ante la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela.
Desde la oposición mantienen como punto de honor la activación de un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, un tema que para ellos no está en discusión y menos en negociación.
El oficialismo persiste en evadir el referendo y mantiene su tesis de disposición para conversar en busca de lograr la paz en el país.
Dos especialistas exponen su visión sobre un eventual diálogo patrocinado por la Unasur, cuyos mediadores son los expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).
Jesús Castillo Molleda, politólogo y presidente de la Fundación Zulia Productivo
– ¿Cuál es el papel que juega José Luis Zapatero?
– Él tiene particular interés en que el gobierno del presidente Nicolás Maduro siga en pie. No hay duda de que él tiene intereses económicos de grupos que tienen inversiones en Venezuela. Quizás una de sus principales misiones es lograr que el Gobierno venezolano pueda indemnizar pagos a deudores españoles. Se inclina a favor del diálogo para favorecer a Maduro. Ha demostrado que busca la manera de que el Presidente pueda estar más tiempo en el poder, pero también minimizar los conflictos con la oposición para sentarse en una mesa y minimizar el impacto con el revocatorio.
– ¿Por qué la oposición no confía en Zapatero?
– Porque no va a confiar en nadie que no defienda sus intereses. Zapatero defiende más el diálogo para mantener en el poder al presidente Maduro y todo el que busque esto, por supuesto, no puede la oposición confiar en él.
– ¿Por qué la oposición no quiere diálogo?
– La oposición quizás no termina aceptando un diálogo porque considera que ese diálogo es para ganar tiempo y evitar el referendo, y lo que quiere la oposición seguramente es sacar al Presidente por medio del revocatorio. Entonces, todo lo que pretenda ganar el tiempo, la oposición, tiende a rechazarlo. El caso es que no es estratégico no sentarse a dialogar porque mientras se espera un referendo, la economía del país y la seguridad están en Venezuela. Es importante conseguir puntos coincidentes. La única manera de que la oposición pueda decir mañana que el diálogo fue un engaño, es sentándose, si no deja la duda y el Gobierno pudiera ganar espacio.
– ¿Por qué el Gobierno insiste en el diálogo?
– Porque Nicolás Maduro no tiene otra opción. Necesita sentarse a hablar. Primero, porque tiene un referendo en puerta y sabe que si lo hacen, lo pierde. Segundo, no tiene posibilidad de ganar ninguna otra elección popular porque la caída de su liderazgo se está comiendo a los liderazgos regionales y locales. Si el CNE llama a alecciones regionales en este momento, ningún gobernador del PSUV podrá ser reelecto, igual con los alcaldes y concejales. Tercero, entiende que hay explosiones sociales encaminadas en algunos sectores del país. La gente pide comida. La única manera de que el Gobierno pueda vender a los actores nacionales e internacionales de que tiene voluntad de cambio y de arreglar las cosas, es llamando al diálogo. Al llamar al diálogo, el mensaje que está enviando es que necesita de todos, aunque en el fondo no sea así, sino solo una estrategia política. Quiere limpiar su imagen.
– ¿Cuáles son las fallas que han dinamitado el diálogo?
– El diálogo no puede ser solamente basándose en el referendo. Debe haber otros puntos paralelos. Creo que se puede llegar a un acuerdo con los presos políticos, con el abastecimiento nacional, con la paridad cambiaria, con las elecciones regionales, así como buscar la manera de respeto institucional entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Alberto Aranguibel, comunicador y analista político
– ¿Cuál es el papel que juega José Luis Zapatero?
– Es una personalidad política reconocida por su respetabilidad intelectual. Tiene buen juicio político, pulcritud y ecuanimidad como gobernante, así como por su independencia e imparcialidad en el debate ideológico a nivel internacional. Esto lo diferencia de aquellos, que en igualdad de condiciones como expresidentes respetables en el ámbito latinoamericano, adolecen de imparcialidad, asumiendo posiciones, no solo de una parcela o de otra en el debate político, sino de que se suman a confabulaciones como las de la derecha internacional contra el Gobierno revolucionario venezolano.
– ¿Por qué la oposición no confía en Zapatero?
– Porque él no está alineado con los objetivos golpistas del grupo de expresidentes ultraderechistas que cerraron filas con la oposición venezolana en su intento por derrocar a como dé lugar y sin ningún tipo de justificación o fundamento al Gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro. El rechazo de Rodríguez Zapatero por parte de esa oposición antidemocrática, que hoy reúne la MUD, demuestra que el diálogo que propone el Gobierno revolucionario y que respalda mayoritariamente la comunidad internacional como fórmula de superación de la crisis política venezolana, es el camino correcto.
– ¿Por qué la oposición no quiere diálogo?
– Porque ello equivaldría a echar por tierra todo el esfuerzo que ella (la oposición) ha adelantado por generar un clima de ingobernabilidad entre los venezolanos. La única actuación política de la oposición ha sido la de la negación, la descalificación, la obstrucción y el sabotaje permanente de todo lo que intente hacer o haga el Gobierno, porque sabe que en la medida en que a la revolución se le permita avanzar, se alejarán cada vez más las posibilidades de que la derecha retorne al poder en el país.
– ¿Por qué el Gobierno insiste en dialogar?
– Porque la paz es base medular de la propuesta humanista que contempla el modelo de justicia y de igualdad social que propone el socialismo bolivariano. El diálogo es una constante de la revolución como propuesta, incluso en los momentos más difíciles del proceso, como aquel en abril de 2002, cuando el comandante Chávez retornó implorando con un crucifijo en las manos por la sensatez de esos sectores delirantes y antidemocráticos de la derecha que se negaron desde siempre a reconocer la legitimidad de su gobierno.
– ¿Cuáles son las fallas que han dinamitado el diálogo?
– La apuesta de la oposición por el atajo inconstitucional. La absurda idea de que por haber ganado una elección (6 de diciembre), ya eso los convierte en dueños del poder. La miopía política ha llevado a la oposición a fracasos cada vez más estruendosos. Esta equivocación que comete hoy con este triunfo circunstancial, no los puede conducir sino a otro nuevo y quizás más descomunal fracaso. La historia no se equivoca. Cuando los pueblos se deciden a ser soberanos no los detiene ninguna élite oligarca.