El
El pasado viernes 16 de octubre fue anunciado el Premio Nobel de la Paz para el Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez. El jurado fundamentó su decisión en la “contribución decisiva a la construcción de una democracia pluralista en Túnez a raíz de la Revolución de los Jazmines de 2011”. El grupo galardonado está constituido por cuatro organizaciones de la sociedad civil de ese país del Norte de África: la Unión General de Trabajadores, la Confederación de la Industria, Comercio y Artesanía, la Liga de Derechos Humanos y la Orden de Abogados, equivalente al Colegio o Gremio de Abogados.
El Cuarteto fue un instrumento que permitió que, a partir de 2011, y en un período corto de tiempo, Túnez contara con “un sistema constitucional que garantiza los derechos fundamentales al conjunto de la población, sin importar el sexo, las convicciones políticas o las creencias religiosas”. El éxito fundamental de los galardonados, es que obligó a todos los actores políticos a utilizar el diálogo y la negociación, como vías civilizadas para los consensos y para la formación de sistemas políticos con valores fundamentales para la democracia. El resultado, es que hoy en Túnez, en vez de la guerra, hay la paz. En vez de división, se promueve la unión. En lugar de la tiranía, hay una democracia naciente. Eso no significa que los conflictos sociales y políticos hayan desaparecido. Aun persisten, pero se prefirió elegir el dialogo y la negociación, en lugar de la profundización de los conflictos.
La ONU ha promovido el Diálogo democrático, incluso con la edición y promoción de un casi desconocido “Manual para Practicantes” un indispensable material de lectura para los que se interesen en esta alternativa de ejercicio democrático. Han sido exitosos los ejercicios llevados a cabo en Colombia, Guatemala, Panamá, entro otros países.
Estamos a tiempo en Venezuela de seguir el ejemplo de Túnez, toda vez que se asoman tiempos de cambio. Hay que cambiar la mentalidad que “el otro” no es nuestro enemigo. Hay que empezar a sensibilizar desde ya sobre esta verdadera necesidad del diálogo sin poses ni estridencias. Todos hacemos falta para la reconstrucción del país que nos merecemos. Como sociedad civil, tenemos mucho que aprender. Y esa es la invitación. Estudiemos y aprendamos de Túnez. Que aunque está geográficamente lejos, está muy cerca para reconocernos en sus propios problemas.