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Un mal sabor. Eso es lo que deja en los venezolanos la palabra “diálogo”, y si es pronunciada por algún dirigente político, el sabor es comparable con la mismísima hiel.
No está mal tal desconfianza porque no es más que el resultado de tantos engaños por parte del Gobierno; y peor aún, por las increíbles “novatadas”, para no decir, metidas de pata de la oposición tal como ocurrió la semana pasada cuando el canciller de Francia anunció la reunión en República Dominicana.
Luego de las palabras del diplomático, nos dieron la primera cucharada amarga: los voceros de la MUD negaron el encuentro; pero el Gobierno lo daba por hecho; al tiempo que dirigentes como Julio Borges; Luis Florido, sin pasaporte; y Manuel Rosales, con prohibición de salida del país; iban rumbo a la isla del Caribe a encontrarse con los hermanos Rodríguez, entre otros convocados.
En mi opinión esta es una de las principales fallas que tiene la oposición venezolana cuando trata el tema del diálogo, tienen una serie e ineficiente forma de comunicar. Si nos remontamos al 2002 a la mesa de diálogo del Gobierno y oposición, todas las tardes recibíamos un parte informativo con el vocero calificado para ese conflicto, el expresidente César Gaviria, quien con su peculiar entonación informaba brevemente, unas veces subía el tono y otras daba más detalles de lo acordado. Al final de lo que se trataba era de llegar a acuerdos; en ese entonces se logró el Referendo Revocatorio que ganó Chávez con todas las de la ley.
Es mentira que se va una negociación de manera voluntaria, tal como suele suceder en la vida personal, usted va al médico cuando se siente mal, usted acude a un abogado cuando quiere finalizar un contrato inmobiliario;así ocurre desde hace más de un año con el Gobierno de Maduro, un sector quiere negociación, pero piden llegar al 2018, año de las elecciones presidenciales; otro no quiere absolutamente nada sino la permanencia en el poder, sin embargo, la crisis los ha obligado acudir a la negociación.
Cierro este artículo recordando que el silencio también comunica, solo que en el caso venezolano no ha sido el silencio sino las contradicciones de los voceros, los engaños y la falta de asertividad lo que le ha ganado a la comunicación. Si se pierde el control de la comunicación, se pierde el control de la negociación.