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Luego de nueve meses de su nacimiento, el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) continúa sin llenar las expectativas. Su mejor desempeño en sus nueve meses de operaciones se registró el lunes de esta semana, cuando según el Banco Central de Venezuela, las transacciones con el tipo de cambio fueron de 7,03 por ciento frente al 92,93 por ciento liquidado por el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad).
Al establecer la tercera tasa oficial, a inicios de este año, el Gobierno trazó el mayor objetivo de Simadi: destronar al dólar paralelo, un factor al que el Gobierno atribuye las distorsiones económicas del país. Pero, la falta de liquidación de divisas por esta vía mantuvo las puertas abiertas para el dólar negro, que desde la fecha de la creación de Simadi creció 696,16 bolívares, un aumento de 367,26 por ciento.
Alfredo Gordon, economista, explica que la falla del sistema reside en la restricción en la entrega de divisas que mantiene. El tipo de cambio que se ubicó en 170,03 bolívares por dólar en el momento de su nacimiento al mismo tiempo en el que el paralelo cotizaba en 189,55 bolívares, solo liquida entre cinco y siete millones de dólares diarios. Esto, contra los 30 millones de dólares diarios que distribuía su antecesor Sicad II.
El analista destaca que ni el precio del dólar oficial ni el negro son reales. La solución, insiste, está en la unificación cambiaria. Un precio de entre 60 y 80 bolívares por la divisa evitaría el disparo del dólar en el mercado paralelo, puesto que habría un mayor volumen de la moneda norteamericana para ofrecer.
A pesar de que considera que posteriormente, el control de cambio tendría que ser erradicado, Gordon afirma que habría que preparar el escenario para ejecutar la medida. “Al eliminar el dólar a 6,30 y a 13, se buscaría una calidad tal que el dólar Simadi sería un mercado global y buscaría un precio tal que permitiría contener el dólar en el mercado paralelo”.