Mas
Sin embargo, valdría la pena aclarar, que un proceso de dolarización se inicia cuando un país, decide sustituir su moneda de curso legal. En nuestro caso, el gobierno no tiene ningún plan para sustituir el bolívar. Si bien es cierto, que algunos sectores han manifestado su interés en realizar sus operaciones en dólares, como es el caso de los pasajes aéreos y el ramo automotriz, lo que convertiría nuestra economía en dual.
Fundamentalmente por la pérdida de la capacidad adquisitiva de nuestro signo monetario, la alta inflación y la incertidumbre con los precios, es por lo que los agentes económicos prefieren hacer negocios con una moneda fuerte.
Ha sido tan importante el proceso inflacionario que corroe el poder adquisitivo del bolívar, que el gobierno no publica la data de la inflación desde diciembre 2014, como si con este escamoteo de la información se resolviera el problema.
Es tal, la gravedad del problema inflacionario, que algunas analistas aseguran que ya estamos en las puertas de un proceso hiperinflacionario, que es cuando estamos en niveles superiores de desquiciamiento de los precios. De manera, que por la vía de los hechos, estamos en presencia de una economía peligrosamente dual, es decir, para una minoría transacciones en dólares y para la gran mayoría en bolívares, lo que la hace profundamente discriminatoria y lo que profundiza las desigualdades en Venezuela.
Estas discordancias solo será posible solucionarlas, revertiendo el proceso inflacionario producto de las políticas económicas del gobierno. Adicionalmente, habría que ir hacia la unificación cambiaria, con un mercado donde la gente pueda transar sus bolívares libremente, para evitar que sea desde el mercado fronterizo, desde donde se fije la paridad del dólar paralelo. Eso creemos.