
Fallas
Discrepancias y múltiples “realidades” acompañan las teorías que rodean al esquema de inmunización. Una nota publicada el 14 Junio 2016 en el Correo del Orinoco, dejó constancia de que para la fecha, en Venezuela se encontraban activos seis mil puntos para colocar vacunas y prevenir enfermedades. Marisol Escalona, directora del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) del Ministerio para la Salud, señalo según el mismo texto, que se “garantizaba la primera dosis y los refuerzos tanto a niños como a adultos”.
La representante del Ministerio destacó que entre los biológicos ofrecidos se encontraban la pentavalente, antipoliomielítica, antirotavirus, antihepatitis B, trivalente viral, antiinflueza, toxoide tetánico diftérico, neumococo, antiamarílica y la BCG. Sin embargo, esta última indicada contra la tuberculosis presenta fallas desde hace más de un año, al igual que la que previene el neumococo, y el estatus de la pentavalente es “critico”, lo que indica que en “Venezuela nace y se gesta una generación que es la comidilla de enfermedades emergentes”.
La Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, en sus distintas misivas públicas, reiteró que el déficit de vacunas afecta en la actualidad y a futuro la salud de niños, adolescentes y adultos. La escasez y la carencia de información epidemiológica son caldo de cultivo para la reaparición de enfermedades erradicadas.
La ausencias por más de siete meses de la vacuna contra el neumococo también fue alertada, al igual que la falta de vacunas contra hepatitis A, varicela o herpes Zoster que no están incluidas en el PAI pero que antes llegaban al país y podían administrarse a la población.
Sistema enfermo
La opinión pública tiende atribuir el incumplimiento del esquema de inmunización a la escasez de vacunas, pero existen al menos otros dos elementos que agudizan y profundizan el problema. Según la investigación periodista Huérfanos de la salud, publicada por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), las fallas en la cadena de distribución impiden que más niños sean beneficiados por las coberturas del PAI que maneja el gobierno.
Las fallas en la disponibilidad de vehículos para transportar las vacunas así como en los sistemas de refrigeración causan estragos y le dificultan al Estado, no solo garantizar el suministro oportuno y regular de los biológicos, sino realizar la vigilancia epidemiológica de las enfermedades prevenibles con inmunización.
El 100 por ciento de los niños menores de un año deben ser inmunizados. Las previsiones presupuestarias para el funcionamiento de la logística son tan importantes como la compra de los biológicos y las autoridades tienen la responsabilidad de garantizar su preservación y distribución en los 335 municipios del país, reza la misma investigación.
Enfermedades como la diarrea y neumonía afectaron el año pasado a más de 900 mil niños menores de cinco años. Los casos sospechosos de sarampión se incrementaron, al igual que la tos ferina y la difteria. Los mismos directores de los centros hospitalarios y ambulatorios en el Zulia deben buscar las vacunas según el trabajo de IPYS.
Dudas
Debido a la escasez de vacunas por medios “tradicionales”, quienes buscan inmunizar a los pequeños recurren al mercado "negro", sin tomar en cuenta la calidad, preservación o efectividad del producto. El desconocimiento arropa a los “desesperados”, quienes ignoran si al biológico se le garantizó la cadena de frío, lugar de procedencia o el registro sanitario, por lo que su adquisición y capacidad de brindar protección es a todo riesgo.
José Félix Oletta, ex Ministro de Sanidad, comenta que el retroceso de Venezuela es notorio y recalca que los puntos más débiles de todo el sistema son el transporte y la garantía de que se cumpla la cadena de frio para preservar la calidad de las vacunas. “Vemos casos en los que se aplica el producto pero no hace efecto porque pierde sus capacidades inmunogénicas. Se deterioran y no protegen, lo que las convierte en un producto inerte”, señala el epidemiólogo.
Los biológicos que no son venezolanos y se importan principalmente de Cuba se envasan en el país, pero “ninguna de las vacunas que se encuentran en el esquema de inmunización alcanza los niveles óptimos de protección de la población”. La fabricación “casera” de la vacuna contra la tuberculosis desapareció hace años y la compra al exterior del producto para prevenir la lechina y el virus de papiloma humano se encuentra en un estatus nulo. El silencio gubernamental “intensifica” la “crisis” que no permite aplicar las vacunas y cumplir los programas previstos lo que ocasiona que un “sistema enfermo”, evite que los niños se inmunicen en Venezuela.