Dos instituciones contrapuestas

En Venezuela vivimos el olímpico desprecio del paradigma democrático, liberal, social y republicano del texto de 1999, que solo es bueno cuando los resultados le favorecen

Todo parece indicar, que ante la derrota del régimen el 6-D, ha decidido profundizar el enfrentamiento entre dos constituciones paralelas, pues no está dispuesto a rectificar en lo esencial su “proceso revolucionario” que ha llevado al país al despeñadero. En efecto, la grave situación del país tiene su causa, en la coexistencia de dos Constituciones: la aprobada en diciembre de 1999, que se ha convertido en una Constitución nominal, y otra de hecho o Constitución sociológica  al decir de García Pelayo, que propende a la construcción del socialismo del siglo XXI, aplicada a la fuerza. 

Por ello en Venezuela vivimos el olímpico desprecio del paradigma democrático, liberal, social y republicano del texto de 1999. El comportamiento postelectoral del régimen es la mejor prueba. El texto de 1999 solo es bueno cuando los resultados le favorecen. En consecuencia, el régimen pretende, enfrentar la mayoría adversa en el Poder Legislativo, acelerando la “transición al socialismo y la radicalización de la democracia participativa y protagónica” fortaleciendo a un nuevo poder, sin sustento en la Constitución de 1999, como coartada para concentrar aún más el poder y socavar la democracia “burguesa”: el Poder Popular. 

Este tiene como columna vertebral un nuevo tipo de estado, el Estado comunal, que no es más que el Estado Socialista, centralizado, unitario, militarista y policial de la constitución sociológica  apócrifa, contenida en las leyes inconstitucionales del Poder Popular de 2010 y el denominado Plan de la Patria. Iniciativas descabelladas como la instalación de un “Parlamento Comunal” marcan el comienzo de esta estrategia, acompañada del desespero por designar, al margen de la Constitución y de la ley, a 12 magistrados dóciles que la desconozcan, y que decidan en base a la sociológica. 

Estamos a las puertas de un choque de constituciones que enfrentarán al Poder Público con el “Poder Popular”. Al Estado federal descentralizado con el Estado comunal centralizado. Y en definitiva, al Estado democrático y social de derecho, con el Estado del denominado socialismo del siglo XXI. Ese será el reto institucional a enfrentar: escoger entre dos constituciones contrapuestas. El pueblo venezolano ya lo decidió el 6-D. Solo falta que lo hagan los magistrados del TSJ instrumentos serviles del régimen.    

 

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