No entiendo la necesidad de hacer dos eventos de características y objetivos bastante similares. Esta carencia ha generado una sutil guerra de declaraciones para desmeritar lo realizado “por los otros”
El martes de la pasada semana se realizó una extraordinaria jornada en el Aula Magna de la Universidad Central. Cargada de emoción, llena de raíces sembradas en luchas del pasado, en las expectativas del presente y con la mirada puesta en el porvenir inmediato. Representantes de todos los sectores de la vida nacional estuvieron presentes y en alta, clara e inteligible voz sus representantes fijaron posición con relación a la tragedia nacional. Lamenté no haber podido estar presente físicamente, pero espiritual y políticamente allá estuve. Expreso mi solidaridad a los organizadores, especialmente a las autoridades universitarias de la UCV cabezas visibles del evento.
Sin embargo, el jueves se realizó otra jornada de características bastante parecidas, pero con mayor participación de partidos políticos y algunos calificados dirigentes de la MUD. Se realizó en el teatro del Centro Cultural de Chacao. Estuve presente y no me arrepiento de haberlo hecho. Se les dio una calurosa bienvenida en su incorporación a la lucha opositora organizada. Considero positivo el balance de esta reunión.
Pero hay cosas que no tengo claras. No entiendo la necesidad de hacer dos eventos de características y objetivos bastante similares. Deben existir razones no explicadas del todo. Esta carencia ha generado una sutil guerra de declaraciones y tuiteros para desmeritar lo realizado “por los otros” lo cual me parece inadmisible.
Lamento profundamente que la mayoría de las intervenciones en ambos sitios y los documentos producidos, suerte de proclamas llamando a la lucha, ponen el acento en las “condiciones electorales” por encima de la necesidad de un cambio definitivo de régimen.
Personalmente no creo en salidas electorales en las circunstancias actuales. Por esta vía, a la cual se aferran peligrosamente algunos candidato-maníacos, jamás lograremos el cambio integral y profundo que Venezuela necesita. El objetivo tiene que ser el cambio para abrir las puertas al proceso de democratización indispensable para que lo electoral pueda jugar el rol fundamental que le corresponde en democracia, mas no en dictadura.
También hemos repetido y lo haremos hasta el cansancio, que la bendita Unidad tendrá que ser dinámica y diferenciada. No se puede decretar la igualdad entre lo que es diferente por naturaleza. Pero sí es perfectamente posible lograr la unidad de objetivo alrededor del cambio de régimen. En cuanto a ubicación, estoy con el Copei legítimo y me identifico plenamente con Soy Venezuela, de María Corina Machado.