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Uno de los planteamientos, que los docentes tenemos como estandarte, es la conexión positiva existente entre la educación y el avance de la sociedad. Es innegable, que para el progreso del individuo la obtención de conocimientos, siempre será una manera de aportar su crecimiento personal para el provecho de la colectividad.
Esta formación, representa brindar las herramientas para que las personas puedan desarrollar sus capacidades con el fin de integrarse de manera productiva y para que cuenten con visión crítica sobre el entorno, con criterios, valores y principios, que realmente se traduzcan en una sociedad de elevado nivel ciudadano.
Por otro lado, debemos recordar que la educación es un derecho de todos los miembros de la colectividad, que les permite recibir una preparación provechosa en todas las etapas de su vida, donde se vincule lo académico con la comunidad, practicando experiencias más allá del aula. Así, se puede generar un espíritu colectivo para fomentar la responsabilidad de construir una mejor sociedad. Igualmente, la educación debe ayudar a reconocer los aspectos culturales como costumbres, tradiciones, prácticas propias, que fomentan la identidad.
Es importante mencionar el papel vital que en este sentido juegan los centros educativos, como espacios de intercambio de conocimientos, donde participan y conviven, educadores con los estudiantes, sus familias y la comunidad que los rodea, ayudando a construir la base de la trasformación colectiva.
Se puede decir, que el nivel de la educación depende del lugar que ocupa dentro de las prioridades de la sociedad, en cuanto a las necesidades de prosperidad, de calidad de vida para sus miembros, de los retos que los cambios actuales imponen, la visión que al respecto determinen las características del sistema educativo, basado en la colectividad en la cual se desarrolla, considerando que tiene un gran efecto.
Es por esta razón, que podemos establecer que si existe esa conexión y es posible hacer de la educación una herramienta que se adapte a las exigencias de los cambios que vivimos y a través de la formación que representan las bases obtenidas en los centros educativos y en el seno familiar, se pueden aportar las capacidades individuales al crecimiento colectivo.