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En este país donde un sector político canta fraude electoral en las últimas elecciones regionales, mientras el otro sector político se burla en su cara y dice sí y qué, hago lo que me da la gana, porque tengo el control de las instituciones del Estado y un importante sector de la población que por miedo, o porque prefieren ser mendigos míos que ciudadanos independientes, me apoyan; y si a eso le agregamos la abstención electoral de un sector importante de la población que se resignó a tener un futuro de miseria y prefirieron entregarle su alma al diablo tirando la toalla, todo quedó servido para la instauración definitiva del chavismo en Venezuela, como ha sido el castrismo en Cuba.
Pudiéramos afirmar con total convicción, que la mayor parte de los venezolanos, con la excepción de los que votamos el domingo 15-O de 2017 por los candidatos de la Unidad, han sido instrumento fiel, bien sea por comisión u omisión electoral, de la autodestrucción de la república, sobre todo en el ámbito político, económico y social; esto se convertirá en un ¡efecto bola de nieve!, que nos terminará pasando a todos por encima; y esta miserable realidad que ya vivimos se agudizará cada vez más, haciéndonos más desgraciada nuestra existencia, y nuestras alternativas de futuro serán la emigración o la miserable subsistencia de esclavos que nos ofrece el régimen.
En lo inmediato la hiperinflación e hiperdevaluación vivida hasta ahora, mensualmente se quedará en pañales a la que está por venir en los próximos seis meses, sobre todo en los meses de noviembre y diciembre del presente año, la crisis de efectivo se agudizará en grado superlativos en dicho período, superando incluso a la vivida a finales del año 2016 con el billete de 100 bolívares.
El régimen sin duda alguna, será el principal responsable al echarle más gasolina al fuego de la hiperinflación e hiperdevaluación, monetizando todo el gasto fiscal de fin de año, sobre todo para el pago de utilidades y aguinaldos para toda la administración pública, debido al pobre margen de recaudación fiscal, el cual comparado con el índice de inflación vivido en el país es magramente insuficiente; sumado al mortuorio progresivo de empresas producto de la descapitalización paulatina a las que son sometidas por medio de los controles estatales, la hiperinflación e hiperdevaluación y el aumento unilateral de los salarios por parte del Gobierno.
Lamentablemente, el futuro en el horizonte cercano para Venezuela, luce muy oscuro luego de estos resultados electorales. Las posibilidades de salida del poder del régimen se han reducido drásticamente y los principales responsables de ello, no es precisamente el régimen o la MUD, sino la cultura, los valores y la dignidad de la mayor parte de sus ciudadanos, unos por comisión y otros por omisión electoral.