miércoles, diciembre 11, 2024
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Efectos colaterales de un plan de ajuste (II)

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El tipo de cambio de la moneda, el balance en las cuentas fiscales, las relaciones comerciales con el exterior, y todas aquellas otras variables que un plan de esta naturaleza contempla son nacionales

Los planes de rescate pertenecen al ámbito de lo macroeconómico, y como tal consideran al país como una sola entidad. El tipo de cambio de la moneda, el balance en las cuentas fiscales, las relaciones comerciales con el exterior, y todas aquellas otras variables que un plan de esta naturaleza contempla son nacionales. Así, la aplicación de un ajuste económico es “tabla rasa” para todas las regiones, al menos en las primeras fases. Al igual que ocurre con los países frente a los vaivenes de la economía mundial, frente a un plan de ajuste hay regiones mejores preparadas que otras para afrontarlo.

Ante esta realidad, y la inminente aplicación de ajustes a nivel macroeconómico, la pregunta que cada región debería estar haciendo es si tiene las condiciones adecuadas para beneficiarse de una intervención de esa naturaleza, o si por el contrario será arrasada por las nuevas circunstancias (similar a lo que ocurre con la clase media). La respuesta a esa interrogante pasa por identificar las características que asumiría una ajuste económico a nivel nacional, y aunque hay varias propuestas circulando en general se pueden asumir algunos factores como seguros.

Un ajuste macroeconómico sin duda pasará por un ajuste cambiario que encarecerá las importaciones, proceso que de hecho viene ocurriendo. Esto afectará a aquellas regiones que son entrada de mercancía, dado que en principio habrá una importante contracción de las importaciones. Sin embargo, en la medida que se generen mas divisas (otro factor que un plan debe contemplar) probablemente las importaciones se recuperen y le den un respiro a dichas regiones. Lo que no queda claro es que se vuelva a niveles tan exorbitantes como los de estos últimos años.

Otro elemento bastante claro de un plan de ajuste es la recuperación de la producción nacional, en particular la industrial dado que es la que genera mayor valor agregado. Con esto presente, las regiones con mayor potencial industrial serán las principales beneficiadas, y para ello las que hayan sido menos golpeada por la crisis actual tendrán una ventaja de partida. La otra ventaja la tendrán aquellas regiones que cuenten ventajas en los sectores que se asuman como prioridad, tal vez el agro alimentario (pero esto es una incógnita dado que depende de la visión de quien gobierne).

Un elemento que es incuestionable en una nueva etapa económica es el rescate de la industria petrolera en particular, y otras industrias extractivas en general. El rescate de Venezuela pasa en una primera etapa por el apalancamiento de las materias primas, y ahí las regiones con capacidad instalada (aunque deteriorada) tendrán una ventaja importante. Aunque no se conoce claramente cuál sería el esquema para reactivar al sector petrolero, todo parece indicar que será a través de la apertura a capital extranjero, lo que se presenta como un reto de modernización local según cada región.

Los planes de ajuste económico son dolorosos y radicales, por lo que solo algunos estarán mejor preparados que otros para afrontar un ajuste de esta naturaleza. Personas, empresas y regiones, están en este momento a tiempo de evaluar en el contexto de un ajuste cuáles son sus oportunidades y amenazas, que son más complejas que simplemente quedarse a esperar que todo pase. Quedarse o irse, ahorrar o invertir, planificar a largo plazo o actuar a partir de una visión muy amplia e ir adaptándose. Es momento de prepararse para el cambio.

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