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Como nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, una mayoría del pueblo venezolano, en vez de luchar por rectificar los errores de la democracia, se dejó ilusionar por un supuesto Mesías, como lo fue Chávez con su propuesta de revolución, que luego le cedió a Maduro, concebida de una manera contranatura en relación a los verdaderos valores de la venezolanidad pero con un envoltorio engañoso en relación a sus verdaderas intenciones.
Eso nos trajo a donde estamos; se han destruido las instituciones para ponerlas al servicio del grupo que está en el poder y que lo utiliza no para servirle a la nación, sino como mecanismo para atornillarse en el Gobierno, violando la Constitución con el aval de supuestos magistrados alquilados; destruyeron la economía después de haber tenido la más extensa bonanza petrolera y administrado una gran fortuna sin controles constitucionales, porque quienes han debido controlar han sido parte de una sociedad de cómplices, y entre las cosas más valiosas que dañaron fueron los valores que siempre distinguieron a la inmensa mayoría de nuestro pueblo, las primeras víctimas fueron la honestidad, la ética y la verdad.
Todas esas graves circunstancias que hoy conforman la crisis nacional, y que debemos superar produciendo profundos cambios políticos, económicos y sociales, son los que motivan la convocatoria de la Mesa de la Unidad Democrática para que el 1ro. de septiembre de este año se inicie con la masiva participación del pueblo venezolano unas jornadas de protesta cívica pero firmes y decididas que deben durar hasta que logremos el cambio que Venezuela necesita con urgencia, no para volver al pasado, sino para reconstruir en todos los sentidos a la nación venezolana, y conquistar un futuro que junto a garantizar todos los derechos, nos ponga al día con los grandes avances de la humanidad que han ocurrido mientras esta supuesta revolución nos ha devuelto a los siglos XVIII y XIX.
Esta convocatoria para el primer día de septiembre es para la Unidad Nacional por el Cambio, por encima de aspiraciones personales o intereses partidistas por legítimos que sean. No es un día para las banderas de los partidos, es un día para la bandera nacional. No es un día para los slogans de campaña, es un día para el “gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando la virtud y honor”.
Vamos todos unidos a participar en esta jornada que se inicia el 1 de septiembre y que culminará cuando logremos el cambio.