En la ardiente Maracaibo, donde el sol abraza con su calidez y la alegría de su gente resuena en cada rincón, este viernes 14 de febrero parejas celebran con pasión el Día de San Valentín o de los Enamorados.
En esta fecha tan especial, parejas y amigos se entregan a gestos de cariño, actos de servicio y detalles que encienden el corazón.
En el barrio Valle Frío, reside una pareja que su amor trasciende épocas, situaciones y generaciones. Ellos son Luis Socorro, de 84 años, y Carmen González, de 77.
Su amor comenzó a florecer en 1964, cuando el destino los unió. Aunque eran vecinos en aquel entonces, sus caminos no se habían cruzado hasta que llegó un Carnaval que cambiaría sus vidas para siempre.
Fue en una de esas fiestas comunitarias en la que Carmen decidió jugarle una broma a Luis: lo mojó con agua sin saber que ese simple acto desataría una tormenta de emociones que llenaría su corazón para toda la vida.
Socorro afirmó en conversación con el Diario La Verdad, en su casa, que al ver a Carmen sintió atracción, puesto que llamó su atención por su “belleza y su juventud”.
El hombre no perdió el tiempo
El caballero sabía que era la mujer indicada en su vida. En medio de un cortejo lleno de risas y citas sus corazones se entrelazaron y en 1965 decidieron dar el siguiente paso: empezarían un noviazgo.
El cariño y apoyo mutuo solo creció y creció hasta que en 1969 se comprometieron y se casaron por el civil el 23 de mayo.
Su amor no se detuvo allí. El 6 de diciembre se dieron el “sí quiero”, logrando contraer matrimonio en la Basílica, en el casco central, siendo una de las primeras parejas en lograr este hito.
“Yo volteé y teníamos 10 parejas detrás de nosotros, también esperando para casarse”, indicó el octogenario con una sonrisa nostálgica.
Desde allí, Carmen adoptó un nuevo apellido y con él se tejió un vínculo aún más fuerte, cimentando algo que en común creyeron siempre: la familia.
La familia es “el tesoro más valioso”
En su fructífero matrimonio, la pareja tuvo tres hijos, un sueño que acariciaron desde el momento en que contrajeron votos. Desde entonces, pasaron de ser dos a cinco y cambiaron sus mentalidades y prioridades radicalmente. Para ellos, el núcleo familiar lo definen como “el tesoro más valioso” que poseen.
A lo largo de los años vieron crecer a su familia y hoy disfrutan la alegría de tener nietos y una bisnieta. Sin caer en la polémica de quién es su preferido, aseguraron que aman a toda su familia por igual.
De igual forma, para ellos no hay pilar más importante en su matrimonio que el vínculo familiar.
Juntos construyeron un hogar lleno de amor, respeto y valores tradicionales, deseando que sus descendientes cumplan siempre la importancia de la unión familiar.
Socorro destacó que el “hilo familiar” es lo más relevante en una familia comprometida. Para él, este hilo representa una secuencia generacional tradicional en la ciudad que “hijos, nietos y todos” deben cumplir. En su visión, ese hilo es el lazo que une a cada miembro de la familia, transmitiendo amor y enseñanzas a través del tiempo y las generaciones.
Anécdotas de un amor verdadero
Luis y Carmen no solo compartieron parte de su vida amorosa juntos, sino también la laboral. Trabajaron juntos en la Facultad de Economía de la Universidad del Zulia (LUZ). Para ellos, al contrario de lo que muchos pensarían, el trabajar juntos les permitió aprender a cuidar su familia y su matrimonio en equipo con cada paso que daban.
A lo largo de 55 años, la pareja asegura haber acumulado innumerables recuerdos y anécdotas. Una de las más relevantes fue el 14 de febrero de 2007, cuando celebraron en un restaurante cercano a la Plaza de la República, en el que compartieron juntos como siempre lo hacen.
No obstante, esa noche decidieron darle un giro a su celebración y se dirigieron al Bingo Maracaibo, donde para fortuna de ambos, la señora Carmen se ganó un bingo que compartió entre tres personas, “recuperando la inversión” y añadiendo un toque inesperado a la comida. También rememoraron sus viajes continuos a Los Andes, en zonas como Mérida y La Puerta.
14F: Un día más para celebrar el amor
Para la pareja, el 14 de febrero evolucionó con el tiempo. En sus primeros años esta celebración representaba algo especial, ahora lo ven como un día más para celebrar el amor que los unió hace 55 años.
Tras más de cinco décadas juntos, el amor y la intensidad se mantiene viviente y ferviente, más a sus edades, donde creen que la compañía también “es importante”.
A los jóvenes que hoy en día priorizan las relaciones menos convencionales, como el poliamor o evitar el matrimonio, les aconsejan reflexionar sobre el “pensar en formar un hogar con base al respeto, amándose ellos mismos como un núcleo familiar”, pues el que piense en “sembrar” podrá “recoger” los frutos de ese esfuerzo.
A sus tres retoños que hoy son ya adultos, padres y esposos, les pidieron que “sigan el mismo hilo familiar” y que desechen “lo malo y mantengan lo bueno siempre”, aplicándose esto en circunstancias de vida como “la salud y la enfermedad”.
Luis Socorro y Carmen González son un testimonio vivo de que el amor duradero sí existe. Los abuelitos cada mañana se levantan con la intención e ilusión de seguir adelante juntos “hasta que Papá Dios nos separe”, cumpliendo la promesa que se hicieron en 1969 y que planean cumplir hasta el final de sus días.
Su compromiso es ejemplo de cómo el amor puede resistir la prueba del tiempo, creciendo y evolucionando con cada año que pasa.
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