Mientras
La escasez general se ha acentuado alarmantemente, agregándose la subida incontrolable de precios y la especulación que han creado una situación muy grave para la estabilidad institucionalidad del país. El Gobierno anuncia medidas para poner orden dentro del desorden creado por ellos mismos. La represión implantada para combatir lo que tienen meses señalando como “guerra económica” ha fracasado y por el contrario ha repotenciado la desaparición de productos básicos como la leche, azúcar café, pastas, pollo y carne, la escalada de precios de todos los quesos y productos de uso personal como el jabón y el papel higiénico, que es como decir todo.
Han dicho desesperados que eliminarán la venta de los productos regulados por cédula y que promoverán una reforma urgente de la Ley de Precios Justos, todo eso serán nuevos paños calientes que no resolverán nada. El Gobierno continúa como el avestruz, con la cabeza metida en la arena para no ver la realidad que los ahoga. Mientras el control de cambio no sea abordado con el propósito de recuperar nuestra moneda, ninguna medida será útil para superar la crisis, porque a mayores controles surgirán más mecanismo para especular y con un dólar Simadi sobre el que no se sabe quién tiene acceso al mismo y otro en el mercado negro fijando la pauta en toda la comercialización de bienes y servicios.
El Gobierno está entrampado y esos cambios epilépticos no servirán de nada. Los retrocesos que anuncian para su desastroso propósito de llenar anaqueles obedece a una sola causa: Elecciones parlamentarias. Ante esta obligación tratan de huir, diferirlas o no hacerlas, por lo que pareciera no han calculado el costo político que conlleva, siendo factible concluir que ese sería el paso definitivo para colocarse al margen descarado de la constitución, situándose como un gobierno forajido susceptible de recibir cualquier medida sancionatoria de parte de la comunidad internacional. A todas luces estamos ante una injerencia contra el CNE en su autonomía, buscando estimular la abstención en el caso de realizarse la elección, pero que en el fondo la razón cierta es saber que están derrotados.