Este año, a la Virgen de la Chiquinquirá pudieron besarla no solo las personalidades de la región que tenían un espacio privilegiado, sino que se permitió el encuentro con el pueblo
Tener cerca a la patrona de los zulianos, poder mirarla de cerca y besarla le llena los ojos de lágrimas a cualquiera que guarda con fe la devoción por la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.
En el templo hay silencio y hay fervor. El que llenan los que en la cola se preparan para el rito más cercano y antiguo. Hasta el año pasado, se hacía antes de la bajada y este año se decidió dejarlo para un día después.
Este año, a La Chinita pudieron besarla no solo las personalidades de la región que tenían un espacio privilegiado, sino que se permitió el encuentro con el pueblo.
Maily Sánchez fue con su esposo José Arteaga y su hija. “Es un privilegio gozar de esta oportunidad. No todos tienen el alcance. Es la primera vez que la tenemos tan cerca. Le pedimos por nosotros y por el país para que nos ayude a salir de tanta hambre”.
Yahimar Granadillo también fue en familia a saludar a La Chinita. “Vinimos a pedirle por la unión de las familias y para cumplir una promesa. También para que mis niños se vayan familiarizando con la fe. Para el país pedimos paz, unión y libertad”.
Jhonattan Peña. “Vinimos toda la familia desde Caracas para la bajada. Somos caracuchos y es una experiencia hermosa. Salud, progreso para el país le pedimos. Y que a las familias nos una”.
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