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Al grito de “sí se puede”, miles de personas se lanzaron ayer a las calles de Buenos Aires para saludar al nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, que tras asumir el cargo, se saltó el protocolo y, eufórico, se atrevió incluso a dar unos pasos de baile en el balcón de la Casa Rosada.
Macri juró el jueves como presidente de Argentina hasta 2019 con un discurso conciliador en el que prometió combatir la corrupción y pidió la colaboración de todos los sectores políticos para hacer frente a los desafíos económicos.
Macri, un tecnócrata conservador de 56 años, juró el cargo ante los presentes reunidos en el Congreso, adonde no acudió la presidenta saliente Cristina Fernández ni la mayoría de los legisladores peronistas que le responden. Gabriela Michetti juró a su vez como vicepresidenta.
En su primera alocución como mandatario de Argentina, Macri sostuvo que la prioridad de su gobierno será alcanzar la “pobreza cero”, combatir la corrupción y el narcotráfico y unir a los argentinos.
Macri convocó “a todos a aprender el arte del acuerdo”. “Argentina es un país con realidades distintas que deben integrarse en un país unido. Queremos el aporte de todos… peronistas y antiperonistas. Los argentinos están cansados de prepotencia y enfrentamiento inútil”, dijo el mandatario.
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Posteriormente recibió en la Casa Rosada, sede de gobierno la banda y el bastón presidenciales de manos del titular provisional del Senado Federico Pinedo, del frente Cambiemos que lidera el flamante mandatario, ante la falta de un acuerdo con Fernández.
Un sonriente Macri saludó a los asistentes con el bastón en la mano y luego estrechó manos con los invitados extranjeros presentes: las presidentas de Chile, Michelle Bachelet, y Brasil, Dilma Rousseff; el mandatario de Bolivia, Evo Morales; de Uruguay, Tabaré Vázquez; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Ecuador, Rafael Correa, y de Perú, Ollanta Humala, entre otros.
Luego salió al balcón de la Casa Rosada, donde acompañado por su esposa Juliana Awada, su pequeña hija Antonia y la vicepresidenta prometió a los argentinos “siempre decirles la verdad y mostrarles cuáles son los problemas porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para, trabajando juntos, resolverlos”.
La euforia de Macri lo llevó a romper el protocolo desde el balcón. Se atrevió a dar unos pasos de baile a ritmo de cumbia, mientras la vicepresidenta, Gabriela Michetti, también desde el balcón, se arrancaba a cantar.
Mientras tanto, miles de seguidores con banderas argentinas coreaban “Se siente, Macri presidente” y “Sí se pudo”.