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El 4-F se conmemoró el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer, una enfermedad que pone a prueba la fe y resistencia del ser humano en la lucha por la vida. Lamentablemente, los venezolanos nos enfrentamos a un cáncer llamado Nicolás Maduro. Hoy la salud de nuestro pueblo es protagonizada por la agonía de cada muerte por escasez de insumos médicos, deficiencia hospitalaria y precariedad en la alimentación de los venezolanos.
La inexistencia de medicinas y tratamientos para la tensión arterial, diabetes, circulación, oxigenación cerebral, psicotrópicos y enfermedades crónicas, fulmina silenciosamente a decenas de personas en todo el territorio nacional. La salud de los ciudadanos es un derecho consagrado en nuestra Constitución; el artículo 83 reza: “La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida”. Hoy el simple derecho a la vida, es una falacia de este desgobierno.
Hoy más que nunca resulta de mala suerte enfermarse en nuestro país, y es que los venezolanos lo tienen prohibido, siendo los pacientes oncológicos uno de los más afectados, al tener que ver consulta en áreas con riesgo de contaminación del paciente y buscar medicamentos, incluso, en Colombia.
Los recién nacidos que apenas ven la luz, pierden la vida porque nacen en las más deplorables condiciones hospitalarias, con quirófanos contaminados e insumos médicos rehusados. Al nacer son depositados en cajas de cartón, que simulan incubadoras que no existen, ¿cuántas madres enlutan cada día en Venezuela?
La ministra de Salud afirma que los hospitales están en condiciones “óptimas” y que los ciudadanos no pueden ir a la farmacia a comprar “lo que les dé la gana”, por eso regularizarán la compra de medicamentos. ¿Debo recordar cuántos sistemas se han inventado y ninguno ha solucionado la crisis?
Mientras este desgobierno no afronte la crisis que él mismo causó y gaste millones de dólares en armamento militar, en alquilar avionetas a Cuba para los “viajes diplomáticos”, en actos proselitistas para rendir tributo a “héroes” de la patria, mientras carnetizan la miseria en vez de resolver la crisis, son miles los venezolanos agonizando por hambre y falta de medicamentos.
La exigencia que hace el pueblo venezolano es de elecciones para expresar la voluntad del soberano, solución constitucional que permitiría extirpar ese cáncer. La apertura al canal humanitario es realmente una necesidad urgente que puede salvar cientos de miles de vidas que hoy corren peligro.