Según
La intentona de golpe de 1992 fue, en parte -además del aumento de céntimos al combustible, y salvables fallas económicas- sazonada por la indignación que tenían las Fuerzas Armadas por haberles asignado la tarea de encargarse del manejo y distribución de útiles escolares. Esta estrategia proselitista del Gobierno la sugirió la injerencia cubana. Luego esta injerencia como estrategia del Foro de Sao Paulo, azuzaría con sus infiltrados en la ciudadanía y en un sector de la casa militar -conspirando- adoctrinado previamente y, con francotiradores y mercenarios camuflados incluso, a desarrollar una aventura épica, donde las fuerzas fieles al Gobierno de la nación les derrotó.
Ahora, pregunto ¿cómo deberían reaccionar los militares de alto mando venezolano si les han puesto a manejar y controlar la alimentación del pueblo venezolano -emulando al ejército rojo de Stalin- traicionado por un gobierno entreguista ante su único enemigo, “el gobierno de Cuba”, que, bélica (1967) y estratégicamente solapada invadió a Venezuela? Vergüenza les debía dar la triste anuencia con que han dejado saquear a nuestro país, a causa de una miserable indulgencia crematística y efímeros privilegios vanidosos. Según Luis Miquilena, Fidel se ganó a Chávez a punta de halagos porque descubrió la gran vanidad de Chávez, de lo cual se aprovechó para obtener la gran tajada del siglo. Desde entonces se dedicó, de una manera bellaca, a aprovecharse de Chávez, afirmaba que Fidel era un ¡Vagabundo!
A Guaicaipuro Lameda también le repugnó la perversidad de Fidel después de oírle en una reunión, donde también participó Giordani; una receta que proponía 10 puntos para desarrollar la revolución del siglo XXI: 1) Dejar salir a los opuestos al proceso; 2) mantener ocupada a la gente aunque sea buscando comida 3) Austero con la renta petrolera, 4) tener o, inventar un enemigo, la gente agradece que el Gobierno le defienda y la oposición crea en una esperanza; 5) mantener la pobreza e ilusionarla con propaganda de que es el sustento de la revolución, 6) dejar hablar a la oposición pero sin efectividad, oprimirla; 7) establecer una economía paralela, 8) infundir terror a propios y opositores, que teman perder lo que tienen, incluso la vida, 9) ser permisivo con ilegalidades y hacer difícil lo legal, 10) manejar las elecciones mediante el fraude y el ventajismo.