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Jonathan Moisés Ortega Rosales (33), alias el “Convive”, expram del pabellón C del retén El Marite, viajó de su guarida, en Trujillo, hasta la Costa Oriental del Lago para incursionar en el negocio de buche de corvina.
El “Convive” tenía una semana en Zulia. Había cuadrado una reunión en Cabimas, y de ahí se trasladó hasta una playa de Los Puertos de Altagracia, municipio Miranda, para penetrar en el negocio del buche de corvina. “El familiar de uno de los que murieron es propietario de una playa en la zona. El pram sufrió una emboscada. No tuvo malicia y contó cada paso sin pensar que sería seguido por sus enemigos”.
Un informante dijo a La Verdad que “los asesinaron en el lugar del encuentro”. Los cadáveres estaban arrastrados y cubiertos con arena de playa, los metieron en el vehículo y luego los llevaron hasta el sector El Cañito, donde los abandonaron. Los sicarios dispararon para hacer creer a los vecinos que en el lugar perpetraron el homicidio múltiple.
El cadáver de Ortega apareció en el interior del maletero del Mitsubishi, color vinotinto, placa VAR-91H, abandonado en el sector El Cañito. Su escolta Freddy José Navarro Estrada (26) lo balearon también y acomodaron su cadáver en el asiento trasero, estaba arrodillado y encima de Liz Maryori Portillo Villalobos (21). Presentó una solicitud del 10 de marzo del año 2011 en el Sistema Policial (Sipol) por el Juzgado Tercero de Control.
A Portillo le dispararon en el pecho y la arrojaron bocarriba en el piso trasero del carro. Convivía desde hace dos años con el “Convive” y desde entonces huyó de casa. Hace una semana visitó a su mamá. Su cadáver aún permanece en la morgue del Hospital de Cabimas. Tenía tres meses de embarazo. Mientras que Ciro Adolfo Meleán Sánchez (28), propietario del carro un Mitsubishi Lancer, no presentó prontuario en el Sistema Policial. La Policía científica investiga su entorno.
Enemigo de todos
Una informante acotó que no solo mantenía problemas con los de la misma banda de Los Meleán, si no que también con los Leal, Endry Benito Chourio, alias el “Pepito”; y Edwin Soto, alias el “Mocho Edwin”. “Se dedicaba al robo de vehículos y cuando los vendían llamaba a sus amigos policías para que les cayera a la gente y los vacunaran”.
Durante los cinco años que estuvo en el retén El Marite, el “Covive” se ganó el odio de sus compañeros. Los maltrataba y a los líderes de las banda rivales los humillaba. Mantenía el control con amenazas y promesas de asesinatos. Dominó el robo y hurto de vehículos al oeste de Maracaibo.