Reitero
El Consejo Universitario de la Universidad Alonso de Ojeda, en uso de las atribuciones que le confiere la ley de Universidades, decidió concederme el título de Doctor Honoris Causa, en acto celebrado en esa institución el pasado 5 de diciembre. La concesión de tal honor, inesperado y sorpresivo para mí, fue fundamentado en Acuerdo donde se expresa, entre otras cosas, las siguientes:
- Que me he desempeñado durante 54 años continuos en el ejercicio de la docencia desde 1963 hasta hoy, en la educación media y universitaria a nivel de pre y post grado; que he publicado 37 libros en materia Económica, Política, Histórica, de reforma del Estado y en materia de Descentralización territorial;
- Que he tenido participación como proyectista, evaluador o en la implementación de los Colegios Universitarios de Maracaibo y de Cabimas, Univ. Rafael Urdaneta, Univ. Rafael María Baralt, Univ. Cecilio Acosta, Univ. Del Sur del Lago de Maracaibo y Univ. del Valle del Mombo, (estado Trujillo);
- Que me desempeñado durante más de 19 años como autoridad universitaria, que he trabajado en diversas universidades públicas y privadas y que he recibido diversos premios y condecoraciones, además de haber desempeñado cargos públicos y privados a nivel regional y nacional. Pero lo que más agradezco, es que tal honor, haya decidido otorgármelo la Universidad Alonso de Ojeda según los integrantes de su Consejo Académico por ser “ciudadano ejemplar” con aportes al estudio de la descentralización y la economía y catalogarme de “ejemplo para la generaciones presentes y futuras”.
Todo ello me obliga a dar gracias a Dios, a mi familia y a mis maestros de toda la vida, pero de manera muy especial a esta Universidad, enclavada en la entraña misma del Zulia, creada para recordar a Alonso de Ojeda, en la ciudad que lleva su nombre. El vínculo que contraigo con esta universidad, me compromete a seguir mi trabajo de más de medio siglo y a ponerme a su disposición, como el más disciplinado de sus docentes.
Reitero a esa institución mi llamado a no abandonar nunca la tarea por lograr un país y una región más justa y más humana. Y eso solo lo lograremos, haciendo de la constancia y la perseverancia, el punto de apoyo de nuestras vidas, sin olvidar, como lo expresa Hesiodo, que nuestros esfuerzos deben acompañarse de la fuerza que dan los sueños. Debemos pues soñar, con la fuerza invencible de la constancia. Cumplo así nuevamente, mi deber de agradecer el alto honor recibido.