El derecho y la fuerza: ejerciendo democracia

Venezuela es nuestra sociedad, la que hemos construido con trabajo tenaz, con conocimientos desde las universidades, con principios basados en la realidad mundial, con recursos que provienen de sus nobles entrañas

En toda sociedad la democracia se ejerce con el respaldo del Derecho que armoniza las normas jurídicas creadas por el Estado a los fines de legitimar la fuerza de los órganos competentes y que a su vez protege los derechos subjetivos de los ciudadanos.

Por ello, el auténtico derecho es el que surge de la realidad civil y que permitirá el ejercicio de deberes y derechos de los miembros de la sociedad, es la realidad organizada que permite la vida ordenada de las personas naturales y jurídicas. Así, no puede entender el derecho como obra de arte que se contempla. El derecho es realidad social y de esta forma debemos entenderlo para que cumpla su función.

Este preámbulo permite comprender que el derecho se apoya en la fuerza legítima que otorga a sus instituciones (poderes públicos y órganos competentes) para dar protección no para reprimir, para garantizar no para esclavizar, para procesar debidamente no para acorralar.

Venezuela es nuestra sociedad, la que hemos construido con trabajo tenaz, con conocimientos desde las universidades, con principios basados en la realidad mundial, con recursos que provienen de sus nobles entrañas. En ella el derecho ha sido producto de su realidad histórica que se desvirtúa en los actuales momentos con un ejercicio desfigurado de democracia. Es tiempo de revisar y corregir, de resolver y no culpar, de avanzar con proyectos para salir de la inmensa crisis que ahoga a los venezolanos.

La democracia supera el fundamentalismo constitucionalista democrático porque implica elecciones libres, libertades y derechos fundamentales de las personas. De esta forma construimos el derecho que protege la sociedad y avalamos la fuerza que garantiza la seguridad e independencia.

Defendamos la democracia a través del Derecho, evitemos que la fuerza ilegítima se imponga a las normas. Un futuro próspero nos espera. ¡Dios bendice a Venezuela!

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