El desespero

Maduro cierra los ojos y trata de ser lo que no ha sido, ni es, ni será, él no tiene madera de líder, ni carisma para convencer a quienes creyeron en él, de que este gobierno tiene futuro

¿Tendrá Maduro la convicción del contenido de ese libreto repetitivo que utiliza diariamente en su justificada desesperación ante una realidad nacional (su peor enemiga) que opaca toda la verborrea decadente, generada en el temor de tener que responder por tantos años de corrupción e impunidad?

Cuando este texto llegue a los lectores, ya habrá ocurrido la Toma de Caracas convocada para el 1 de septiembre y sus resultados estarán a la vista si nos atenemos al desespero del régimen. Ese desenfreno de cadenas televisivas y radiales, el discurso estéril y una represión criminal contra los jóvenes dirigentes opositores, advierten del terror de quienes saben que algún día tendrán que enfrentar la justicia, porque mirarse en el espejo de la Dilma de Brasil o la Cristina de Argentina, no es nada alentador. El problema no es de ideales, ni de doctrinas, es práctico, es la certera amenaza de quien la debe y la teme. 

Nuestra óptica es clara en determinar que lo que está en el tablero no es el revocatorio, vamos aun más allá, con o sin éste, el régimen tiene un cerco internacional evidente, pero el cerco interno determinado por su ineficacia y degeneración política, plagado de actos contra la soberanía nacional, entregado al castrismo, al islamismo, chinos y a la mafia rusa en cabeza de Putin, no es nada halagador, advierten de una perturbación que disloca a cualquiera, pues sin el chorro de petrodólares, el soborno social está en su mínima expresión, y el hambre obliga, mata fidelidades y genera anarquía.

Este momento imparable en su continuidad, requiere de una generación de relevo; el hampa de estado y hampa de derecha, no pueden seguir destruyendo a Venezuela por salvar sus respectivos cueros; la sensatez y el patriotismo tienen que emerger y sin violencia. No obstante lo evidente, Maduro cierra los ojos y trata de ser lo que no ha sido, ni es, ni será, él no tiene madera de líder, ni carisma para convencer a quienes creyeron en él, de que este gobierno tiene futuro, el mañana y el hoy lo aprisionan y sin masas que lo sigan, no tiene salida. Se le acaba el tiempo.

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