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“El día más maravilloso de mi vida”

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Foto: Archivo AP

Hoy se cumplen 10 años de la gesta de Oswaldo Guillén, al conseguir la primera Serie Mundial de los Medias Blancas de Chicago en 88 años

Era el momento perfecto, una inmejorable oportunidad para romper la maldición de los Medias Negras. Oswaldo Guillén tenía en sus jugadores, y en sus manos, el chance de acabar con 88 años de sequía. Y lo logró: el hombre de Ocumare del Tuy se convirtió en el primer latino en ganar una Serie Mundial.

El 26 de octubre de 2005 los Medias Blancas de Chicago ganaron a su manera (1-0), con soberbia labor del abridor venezolano Freddy García y con una carrera. Así, con demostración recia del llamado “Ozzie ball”, completaron barrida en cuatro juegos ante los Astros de Houston, en el Minute Maid Park. 

Un roletazo de Orlando Palmeiro a la intermedia, que defendía Tadahito Iguchi, antecedió a la euforia en el montículo. Era de esperarse; más que un campeonato, era el punto más intenso de un equipo que lo tuvo todo dentro y fuera del terreno para conseguir una corona por primera vez desde 1917.

“Con el nacimiento de mis hijos, creo que este es el día más maravilloso de mi vida” fue la frase con la que “Ozzie”, cuyos retoños no se perdieron un encuentro en el dugout, adornó la rueda de prensa aquella medianoche. “Ganar la Serie Mundial era uno de mis sueños, no hay un mejor sentimiento en el béisbol”.

Club aguerrido

Chicago protagonizó una postemporada de ensueño que terminó con foja de 11-1: acabaron con los Medias Rojas de Boston en tres duelos durante la Serie Divisional de la Liga Americana. Ganaron cuatro duelos en fila para sacar del camino a los Angelinos de Anaheim pese a perder el primero. Y, por último, ganaron dos en el Comiskey Park antes de ir a Houston por el trofeo del comisionado.

Al imponerse a los siderales en el tercer choque (7-5) -y después de utilizar a José Contreras, Mark Buehrle y Jon Garland-, Guillén recurrió a García para la noche de ese memorable miércoles. Tenía credenciales y era el cuarto hombre de su rotación.

11 días atrás, el “Torpedo” tiró 9.0 episodios en blanco y recibió dos carreras limpias para superar a los celestiales. 19 días antes del definitorio compromiso, le dio el pase a su conjunto con 5.0 entradas de tres rayitas merecidas contra los patirrojos en la primera fase de los playoffs.

Las “abejas asesinas” (Craig Biggio, Lance Berkman, Carlos Beltrán y Jeff Bagwell) no pudieron con García. El diestro de esta tierra pintó de ceros el score de los locales por 7.0 capítulos, solo aceptó cuatro indiscutibles y ponchó a siete bateadores. Terminó esa postemporada con balance de 3-0 y 2.14 de efectividad.

García se convirtió en el cuarto abridor latinoamericano en ganar el juego definitorio en una Serie Mundial. El cubano Mike Cuellar (1970, Baltimore) y los dominicanos Joaquín Andújar (1982, San Luis) y José Rijo (1990, Cincinnati) son los otros.

“Su personalidad contagió a todo el mundo aquí”, contó Jermaine Dye, Más Valioso del clásico de otoño, sobre Guillén. Geoff Blum, autor del tercer lauro sobre Houston con vuelacercas, también alabó el trabajo del dirigente criollo: “La forma de ser de él era perfecta para ese equipo”.

Profeta en su tierra

Aunque la población de Chicago adepta a los Medias Blancas se enamoró de “Ozzie”, este se sintió incluso mejor por Venezuela. El país se llenó de tanto orgullo que recibió con ovación a Guillén y su trofeo de campeón en el estadio Universitario, el mismo parque de sus amados Tiburones de La Guaira.

“Mientras veía celebrar a mis muchachos, pensé en mi país. Yo dije: ‘Ojalá estuviera en Venezuela y pudiera ver cómo están celebrando’. Sé que se están volviendo locos”, confesó entonces. “Siento que finalmente hago algo bueno para hacer feliz a Venezuela. Necesitamos este tipo de felicidad”.

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