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La LVBP, según trascendió el viernes, anunciaría esta semana los resultados positivos en pruebas antidoping realizadas durante la temporada pasada. Allí estaría el nombre de Álex Cabrera, el Jugador Más Valioso de la campaña 2015-2016.
El “Samurái” viaja debajo de una nube negra cargada de dudas en relación al uso de esteroides. Quienes sospechan del veterano se basan, principalmente, en que a los 44 años de edad juegue a diario, batee bien por encima de .300 y largue más de 10 jonrones por temporada.
Ciertamente, los números de Cabrera desde su primera zafra con 40 años de nacido son de antología. Suma 50 vuelacercas desde la 2011-2012, 173 empujadas, 250 imparables, .340 de average y su porcentaje de embasado es de .424.
Hay más
Pero no solo de sospechas está construido el presente del experimentado toletero. El reporte Mitchell, aquella investigación publicada por el Comisionado del Béisbol en 2007, lo vinculó a las sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento.
El documento reza que a mediados de septiembre del 2000 un empleado del clubhouse de los Diamondbacks de Arizona, donde militaba Cabrera, descubrió una botella de esteroides anabólicos y cientos de pastillas en un paquete enviado al parque de los desérticos. Presuntamente, el contenido era para el slugger criollo. Años después, en 2014, arrojó positivo en México y fue suspendido de por vida hasta que una apelación (por la manera en la que se llevó la investigación) levantó la sanción.
Los récords, la triple corona, los cuadrangulares y los números estratoféricos que ha puesto Cabrera en 19 campañas en Venezuela, cargan con un castigo perenne: el de la ilegitimidad.