No puede faltar el discurso sofista y demagógico con un chovinismo donde asocian la venganza, y la retaliación, con un falso patriotismo (Bolívar); en consecuencia, la traición florece mediante la dádiva y la anuencia, en función de obtener apoyo de naciones “sanguijuelas”, que envían a sus holgazanes de espías y mercenarios, para proteger al Gobierno de la protesta legal
El discurso de los oficialistas gubernamentales es un bodrio plagado de galimatías, peroratas, circunloquios y eufemismos, el cual tiene como único mérito haber heredado lo goebbeliano de la razia nazi. Su patrón radica en un guión de planes y procedimientos cuyo lema es repetir mil veces la misma mentira hasta el hastío, y terminar haciéndoles creer como verdad.
Por lo tanto manejan la falacia con una poderosa herramienta, la propaganda. Aunado a este patrón que tiene como objeto imputarle todos los males que sufre el pueblo, a causa de su mecanismo de sometimiento estalinista, a la oposición, no puede faltar el discurso sofista y demagógico con un chovinismo donde asocian la venganza, y la retaliación, con un falso patriotismo (Bolívar); en consecuencia, la traición florece mediante la dádiva y la anuencia, en función de obtener apoyo de naciones “sanguijuelas“, que envían a sus holgazanes de espías y mercenarios, para proteger al Gobierno de la protesta legal y constitucional que es el derecho del pueblo.
Con tal discurso, hacen creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de sus opositores, y sus simpatizantes deben repetirlo en todo momento.
Su mejor recurso es mantener atento al pueblo de un posible enemigo que hay que combatir; ahora le tocó a Guyana con la Exxon, según declaraciones de William Fariñas, pero más allá de cualquier certeza “a medias” que haya proferido este adlátere dizque “bolivariano”, su objetivo es una orden precisa que tiene que cumplir.
¿Sera una orden de la matriz política representada por el Gobierno, y proveniente de los Castro quienes, irónicamente, en un momento de la historia tildaron a Venezuela de expansionista por reclamar lo que le pertenece? Pero, como este tipo de Gobierno se hace odioso por su mecanismo represor, la idea de hacerse un enemigo de la patria crea la necesidad de un ejército, pero no para defender la patria del supuesto enemigo sino a ellos mismos.
Es todo un teatro de ficción, que hace mella en las mentes crédulas e ignorantes de la política, enajenadas por el espíritu déspota del marxismo. Quien conozca “algo” de la historia de Marx debe tener en cuenta que es la historia del hijo pródigo, resentido y holgazán, ejemplo de lo que rechaza Platón en sus discursos sobre política.