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El engendro heredero, ese comunista que cumple el mandato de los hermanos Castro de acabar con la democracia en Venezuela, tiene como misión visceral, ofender y descalificar a todos aquellos que por convicción ideológica o ética se oponga a sus caprichos, uno de ellos perpetuarse en el poder. Al imberbe e ingenuo “comandante eternamente enterrado”, Fidel, lo engatusó y enamoró hasta convertirlo en un apéndice de su interés por Venezuela, y, efectivamente, logró dirigir todas las estrategias políticas que lo conllevaran a la permanencia en el poder. Fidel tenía bajo su manga, para lograr tal objetivo a quien hoy dirige (en apariencia) el régimen en el poder. Nadie sabía, y creo que el mismo Chávez tampoco, que el engendro es una pieza indivisible del castrismo, que se formó (¿?) en Cuba y que pronto Fidel alcanzaría con él el poder. ¿Quién puede negar que Fidel está involucrado en la muerte de Chávez? Esa izquierda a la cubana, destructiva, antidemocrática, enemiga de las libertades ciudadanas y del progreso, autoritaria y vengativa, corrupta y violadores de los DDHH, es lo que se denomina “izquierda de mierda”, en comparación con esa izquierda que hace vida en Europa y América, que se ha integrado como actor principal en la lucha por la justicia social y que tienen como norte el respeto a la democracia, al Estado de derecho y gran supremacía por los valores intrínsecos del hombre y de sus derechos humanos.
Esa izquierda que tanto pregonan es recalcitrante y antirrevolucionaria; es creadora de un despotismo que ha asaltado la sociedad venezolana con ejercicios nada pacíficos de nihilismo civil y violentas persecuciones de esperanzas vacías. La “izquierda de mierda” que impera en Venezuela -emulación de Cuba- tiene resultados que son pavorosos y de secuelas devastadoras (represión y actividades delincuenciales de sus principales actores; incompetencia y arbitrariedad; ineficacia económica permanente y latrocinio; desarraigo y alienación; derrumbe físico del país y colapso moral de la nación). No podemos entender como quedan (en menor grado) académicos, intelectuales, defensores de los derechos políticos y civiles y dirigentes sindicales que se identifican con este orden espurio.
La “izquierda de mierda”, de la cual el engendro heredero es un militante confeso, es contraria del sueño colectivo de tener y desarrollar sociedades donde las personas sean libres de elegir y desarrollarse a toda la plenitud humana de sus posibilidades, de crear, emprender, innovar, asociarse y generar riquezas. La otra izquierda que no se identifica con el engendro ni con el régimen, está hoy en franca acción de rescate de la institucionalidad democrática y luchando a brazo partido por rescatar la calidad de vida y convertir a la clase media como la vitalidad de la sociedad para reinstitucionalizar sus potencialidades en el desarrollo integral del país. La sociedad civil, ese pueblo no irredento y anticomunista se la juega con la calle, el revocatorio y con lo que sea para sacar a esta “izquierda de mierda” para siempre.