Al final todas las personas naturales o jurídicas, los verdaderos creadores de la riqueza en mayor o menor medida, terminamos pagando con la destrucción de nuestro poder adquisitivo, inversión y ahorro, en pocas palabras con nuestra riqueza
Una de las creencias o convicciones del perfecto idiota latinoamericano es que el Gobierno a través de los recursos, instituciones e instancias de poder público del Estado, está obligado a resolverle los problemas particulares al ciudadano, además de las necesidades colectivas como son los servicios públicos en salud, educación, seguridad ciudadana, agua potable, entre otros; en pocas palabras la conformación de un importante sector parasitario de la sociedad que pretende vivir del Estado, porque piensan estúpidamente que este es capaz de crear riqueza.
En ello desarrollan una especie de idolatría por el Estado, el cual a través del Gobierno y su poder político, son el único medio para alcanzar la autorrealización personal como el fin de su vida, sin importar de dónde el régimen gobernante obtendrá los medios o recursos necesarios para financiar sus necesidades, es allí donde está el detalle, porque el Estado no crea riqueza, la destruye.
Porque sus recursos económicos y financieros los obtiene de la misma sociedad que gobierna vía impuestos, endeudamiento e inflación; por lo que al final todas las personas naturales o jurídicas, los verdaderos creadores de la riqueza en mayor o menor medida, terminamos pagando con la destrucción de nuestro poder adquisitivo, inversión y ahorro, en pocas palabras con nuestra riqueza; empobreciéndonos todos paulatina y sistemáticamente.
Para posteriormente dichos recursos fiscales distribuirlos a través del gasto público; es allí donde los líderes políticos populistas para alcanzar y perpetuarse en el poder del Estado, se aprovechan de la mentalidad populista y conformista de un sector de la sociedad inculta y sin identidad propia, dispuesta a entregar su libertad individual de progresar, producir y expresarse libremente al gobernante, con tal de que este le facilite al menos los mínimos recursos económicos para su subsistencia.
Pero al final este tipo de proyectos populistas de izquierda, terminan fracasando y propagando la miseria; porque su modelo económico de planificación central de controles de precios, cambio e intervención estatal vía confiscación y expropiación de la propiedad privada para crear corruptas e ineficientes unidades de producción pública (empresas del Estado), terminan siendo un suicidio económico para su estabilidad política.
Por ello como lo dijo el premio nobel de Economía Friedrich Von Hayek: “El socialismo, inevitablemente erosiona la libertad y da lugar a la tiranía” cuando el tirano ve amenazada su estabilidad política debido a la rebelión popular espontánea que surge producto de la insoportable miseria en la que vive la sociedad, acude al uso de la fuerza las armas, para la represión y al asesinato selectivo para mantenerse en el poder.